La alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, aseguró este martes que la última masacre en una cárcel de Ecuador, ocurrida el lunes y que dejó 44 presos asesinados, muestra la urgencia de la reforma del sistema de justicia penal y del penitenciario para resolver esta prolongada crisis carcelaria.
Es una crisis que el coronel Mario Pazmiño, exjefe de inteligencia del Gobierno ecuatoriano, y actual consultor y docente en Quito, calificó como la muestra de que «Ecuador se transformó en un santuario del crimen organizado transnacional».
Pazmiño dijo en RCN Mundo que en el país «hay mega bandas que están en proceso de mutación». Son bandas «que tienen el control de las cárceles y de las rutas por donde entra la droga, principalmente desde Colombia, y que sale con una facilidad impresionante».
El último motín, registrado en la cárcel de Bellavista de Santo Domingo de los Tsáchilas, hizo que el número de reclusos fallecidos en enfrentamientos entre bandas rivales en poco más de dos años superara los 400.
Para el coronel Mario Pazmiño,esto es muestra de que «el Estado perdió el control de las cárceles. Se han registrado cinco connatos en los últimos años. Uno con el expresidente Lenín Moreno y cuatro con Guillermo Lasso, en solo un año de gobierno».
Para él, es claro que aunque Lasso heredó un problema activo, su gobierno «no han tomado las medidas y correctivos y no tiene una posición solida para asumir este problema ya recurrente y que le exigen al presidente tomar acciones concretas».
Pazmiño coincidió con el llamado de Michelle Bachelet de hacer una reingeniería del sistema penal y penitenciario. «Primero por los altísimos niveles de corrupción que hay, y segundo y muy importante, por la proliferación de mega bandas sin que el Estado pueda intervenir eficientemente».
En este momento, según describió, Ecuador tiene «carteles de primera generación y un sinnúmero de bandas que quiere ascender a esta categoría de megacarteles».
En 2020 fueron asesinados 46 presos, pero la violencia dentro de las cárceles ecuatorianas se desbordó en 2021, cuando se registraron 316 reos muertos en distintas matanzas, y este 2022 va rumbo a repetir una cifra similar al acumular de momento 64 muertes.