Robots que cuidan de ancianos, hacen pruebas PCR o envían paquetes a domicilio son algunos de los protagonistas de la Conferencia Mundial de Robótica 2022, organizada estos días por las autoridades chinas en Pekín.
El evento, celebrado del 18 al 21 de agosto, da cita a más de 130 empresas que muestran los últimos avances en robótica en el país asiático, donde esta actividad tuvo un volumen de negocio en 2021 de 83 mil millones de yuanes (12.230 millones de dólares, 12.030 millones de euros).
Los participantes muestran cómo los robots pueden contribuir en diferentes sectores como la restauración, la medicina, el cuidado de los ancianos, la agricultura o la industria.
Aliados del “covid cero”
Una de las principales atracciones de la cita son los robots diseñados para llevar a cabo pruebas PCR, tests que ya son rutina para muchos chinos.
China permanece aferrada a su política de cero covid y, desde los rebrotes en primavera, los habitantes de las grandes ciudades se someten a varias pruebas PCR semanales para poder entrar en lugares públicos como tiendas, parques o esta misma conferencia.
Dado que las autoridades de las megalópolis chinas se han marcado como objetivo que desde cualquier punto de las urbes se pueda llegar a una cabina de pruebas PCR en un máximo de 15 minutos caminando, estas garitas han surgido a miles en las calles chinas.
Normalmente, en las cabinas, que suelen estar operativas durante ocho horas al día, trabajan un mínimo de dos personas y, además, estas pruebas son gratuitas, por lo que algunos ciudadanos critican el alto coste que suponen para las arcas públicas.
La cabina robotizada presentada por un laboratorio afiliado a la Universidad de Tsinghua promete tomar una muestra en 35 segundos y con una efectividad del 99,9 %: con solo pulsar un botón, sale de la cabina un brazo mecánico que sostiene y agita un palito de algodón en la boca de la persona examinada.
Gracias a que pueden trabajar durante numerosas horas seguidas, estos robots podrían aliviar las largas colas que en ocasiones se forman en las cabinas de las zonas más pobladas.
Robots para un país envejecido
La robótica aplicada a la salud ocupa un lugar destacado en el evento: robots que realizan intervenciones dentales, cirugías de alta precisión o ponen vacunas.
Asimismo, las empresas mostraron sus creaciones en el sector de cuidado de ancianos, una industria que se espera que crezca considerablemente en el futuro a medida que avanza el envejecimiento de la sociedad china.
El robot de la compañía Robint, equipado con una cámara, es capaz de desplazarse por la casa de un anciano, llevar un recuento de las medicinas que ha tomado y alertar en caso de que se haya saltado alguna, y cuenta con dispositivos como un termómetro o un tensiómetro cuyos datos se sincronizan con el robot para hacer seguimiento del estado de salud del paciente.
“En China hay más de 260 millones de ancianos”, explicó el representante de la empresa, que añadió: “Con que solo un pequeño porcentaje de ellos adquieran estos productos, ya estaríamos hablando de un enorme mercado”.
Se espera que para 2035 las personas de más de 60 años constituyan más del 30 % de la población china frente al 18 % actual, con el desafío que sus cuidados conllevarán.
Robots repartidores
El evento contó con la presencia de dos de los gigantes digitales chinos: la plataforma de comercio electrónico JD y la empresa de comida a domicilio Meituan.
Desde hace años, estas empresas han estado en primera línea del desarrollo de robots logísticos, que podrían ahorrarles millones de dólares en sueldos a sus numerosos repartidores (más de cinco millones el caso de Meituan).
Esta última mostró lo que considera el futuro de los repartos: taquillas colocadas en la calle, en lo alto de las cuales se posan drones que transportan una bebida de té procedente de un local cercano. La cliente muestra a la máquina el código QR vinculado a su pedido y se abre la taquilla correspondiente, de donde extrae su bebida.
Por su parte, JD exhibió sus nuevos vehículos de reparto con una autonomía de nivel L4, que significa que no necesita intervención humana en ningún momento porque puede definir él mismo las rutas, adaptarse al tráfico y responder a cualquier situación.
El vehículo autónomo, diseñado para su uso en la “última milla logística” basándose en datos recabados durante 180 mil kilómetros recorridos en pruebas, tiene una capacidad de carga de 500 kilos, una autonomía de 40 kilómetros y una velocidad máxima de 15 kilómetros por hora.
Un representante de JD, que cuenta con 580 millones de usuarios activos, vaticinó ante los reporteros presentes un “uso a gran escala” de estos vehículos en un futuro próximo.