«Querida Mahsa, tu nombre se convertirá en un símbolo«, proclamaba el domingo la portada del diario económico Asia, en línea con gran parte de la prensa de Irán, en shock por la muerte de una joven tras ser detenida por la policía de la moral.
Esa unidad, encargada de vigilar el uso correcto del velo musulmán, obligatorio en el país, y en general de supervisar el respeto del estricto código de vestimenta impuesto a las mujeres iraníes, ha sido criticado en varias ocasiones en los últimos meses por sus intervenciones violentas contra jóvenes acusadas de infringir dichas normas, en vigor en el país desde la revolución islámica en 1979.
Originaria del Kurdistán iraní, Mahsa Amini, de 22 años, se encontraba en la capital de visita con su familia cuando fue detenida el pasado martes.
El viernes por la tarde, una multitud se congregó ante el hospital Kasra, en el centro de Teherán, donde la joven murió tras pasar tres días en coma.
En Saghez, su ciudad natal, donde fue enterrada el sábado, los habitantes tiraron piedras contra la sede del gobernador y gritaron lemas hostiles, antes de ser dispersados con gases lacrimógenos por la policía.
Este domingo, casi todos los medios de la capital llevaban la muerte de la joven en portada.
«La gente está conmocionada y furiosa por lo que le ocurrió a Mahsa Amini», señalaba el diario reformista Etemad, indicando que el país ha constatado «en varias ocasiones la violencia de la policía de la moralidad».
El periódico moderado Jomhouri Eslami alertó de la «fractura social» que puede provocar el «comportamiento violento» de oficiales de policía.
El diario Irán, publicación gubernamental, acusó a los reformistas de «explotar las emociones del pueblo usando un incidente desafortunado para volver a la nación contra el gobierno y el presidente».
Por su parte, el diario ultraconservador Kayhan criticó que «la cantidad de rumores y mentiras tras la muerte de Mahsa» hayan «aumentado considerablemente».
«Pese a esto, la publicación de imágenes de este incidente por parte de la policía ha confundido a los oportunistas que querían instrumentalizar ese incidente«, agregó el periódico.
Con ello se refería a un corto video de vigilancia difundido por la televisión oficial en que se muestra a una mujer presentada como Mahsa desplomándose en comisaría tras discutir con una agente.
La policía de Teherán afirma que «no hubo contacto físico» entre los oficiales y la joven.
El presidente Ebrahim Raissi ha pedido que se abra una investigación.
Indignación en redes
Numerosos cineastas, artistas, y personalidades del deporte, la política, e incluso religiosas, expresaron su indignación en las redes sociales.
El expresidente y líder reformista Mohammad Jatami llamó a las autoridades a «acabar con las acciones contrarias a la ley, a la lógica y a la sharia», y a «llevar ante la justicia» a los responsables de la muerte de Amini.
El gran ayatolá Asadolah Bayat Zanjani calificó de «ilegítimo» e «ilegal» el «conjunto de comportamientos y hechos» desencadenantes del «desafortunado y lamentable incidente».
«El Corán prohíbe claramente que los fieles usen la fuerza para imponer los valores que consideran como religiosos y morales», indicó.
«Mahsa está ahora más viva que nosotros», aseguró el cineasta Asghar Farhadi, galardonado con dos Óscar a la mejor película extranjera. «Nosotros estamos dormidos, sin reaccionar ante esta crueldad sin fin. Nosotros somos cómplices de este crimen», aseveró.
«Los cabellos de nuestras hijas están cubiertos por un sudario», escribieron varios jugadores del equipo nacional de fútbol en una historia en Instagram.
«Si eso son musulmanes, que Dios haga de mí un infiel», afirmó Sardar Azmoun, delantero del Bayer Leverkusen.
En Twitter, el hashtag #Mahsa_Amini en persa se situaba el domingo a medio día en el primer puesto de tendencias en Twitter, con cerca de 1,5 millones de tuits.