Cuba cerró el domingo los colegios electorales del referendo sobre el Código de Familias, una avanzada legislación que incluye el matrimonio igualitario y el vientre subrogado, que fue objeto de una intensa campaña a favor del Sí por parte de gobierno.
«Este es un código muy humano, totalmente inclusivo», dijo a AFP en una casilla en La Habana Vieja el exprofesor de marxismo Elio Gómez, de 78 años, que dice que antes nunca hubiera votado a favor.
Estaba previsto que las casillas cerraran a las 18H00 local (22H00 GMT), pero el horario se amplió hasta las 19H00 (23H00 GMT) en la capital, en seis provincias y en otras dos parcialmente por las lluvias provocadas por la tormenta tropical Ian.
El presidente Miguel Díaz-Canel, que acudió a votar con su esposa, Lis Cuesta, en una casilla de la capital se refirió al código como «una norma justa, necesaria, actualizada, moderna y que da derechos y garantías a todas las personas, a todas las diversidades de familias, de personas, de credo».
Pero también advirtió sobre el voto en contra del texto. «Tenemos que acostumbrarnos que en temas tan complejos, donde hay diversidad de criterios», cuando prevalece una situación económica difícil, «también puede haber (…) un voto de castigo».
En camiseta azul con una bandera cubana bordada en el pecho, el mandatario depositó la papeleta en una urna custodiada por dos niños. «Votó», dijeron los menores al unísono frente al presidente, una práctica habitual en Cuba con cada elector.
También el expresidente Raúl Castro emitió su voto enfundado en una camisola color caqui militar.
Hasta las 14H00 habían votado 54,82% del padrón electoral, según el último cierre del Consejo Electoral Nacional (CEN), que dará los resultados el lunes.
«PCC quien está votando Sí con nosotros»
La nueva ley, que de ser aprobada sustituirá la vigente desde 1975, define el matrimonio como la unión «entre dos personas», abriendo la puerta al casamiento homosexual y la adopción para parejas del mismo sexo.
También permitirá reconocer legalmente a varios padres y madres, además de los biológicos, así como la gestación subrogada, sin fines de lucro, en tanto suma otros derechos que favorecen a los niños, ancianos y discapacitados.
«¿Estás de acuerdo con el Código de las Familias?«, fue la única pregunta en la boleta, con opciones de Sí y No.
El tema es sensible en una sociedad aún marcada por el machismo que se exacerbó en las décadas de 1960 y 1970, cuando el gobierno condenó al ostracismo a muchos homosexuales o los envió a campos militarizados de trabajo agrícola.
«Nosotros no estamos votando Sí con el PCC (Partido Comunista de Cuba). Es el PCC quien está votando Sí con nosotros», insistió Maykel González, un activista gay, en un tuit destacado y mostró su boleta marcada con el Sí.
El nuevo código ha sido objeto de una intensa campaña mediática del gobierno.
«Un código muy humano»
En América Latina el matrimonio igualitario es legal en Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia, Ecuador, Costa Rica, Chile y en varios estados mexicanos. Mientras que el vientre subrogado es legal en dos estados de México.
El gobierno trató de introducir el matrimonio homosexual en la Constitución de 2019, pero dio marcha atrás ante fuertes críticas de las iglesias católica y evangélica.
La conferencia de obispos de Cuba volvió a la carga este mes al oponerse en un comunicado a varios puntos, como la adopción gay y la gestación asistida.
Una consulta entre febrero y abril en 79.000 reuniones, barrio por barrio, condujo a una modificación del casi la mitad del texto, pero su amplio espectro (más de 500 artículos) alimenta dudas entre algunos que están de acuerdo, por ejemplo, con los matrimonios igualitarios, pero no con que adopten.
«Se le ha ido la mano»
Es la primera vez que los cubanos validan una ley en referendo, y de obtener más del 50% de los votos a favor entrará en vigor una vez que se conozca el resultado final.
En un contexto de profunda crisis económica, un éxodo migratorio y más de un año después de las históricas manifestaciones del 11 de julio de 2021, muchos ciudadanos consideraban abstenerse de ir a votar en señal de protesta.
«Creo que he sido uno de los primeros en decir No. Aquí no hay comida, productos de aseo, estamos sobreviviendo, y con tremendos apagones, no veo razón para decir Sí«, dijo José Antonio Callejas, de 47 años, saliendo de una casilla en La Habana Vieja.
Para el politólogo cubano Rafael Hernández se trata de «la pieza de legislación más importante en materia de derechos humanos», tras los grandes cambios al inicio de la revolución de 1959.
Por primera vez hay grupos que reclaman al gobierno que «se le ha ido la mano» al cumplir de más con lo prometido, señala Hernández.