Los preparativos están a pleno en Orlando para organizar los funerales de las 49 víctimas del atentado del domingo pasado, en una ciudad que intenta superar el trauma.
Paula Blanco probablemente no pueda asistir al entierro de su novio, Cory Connell, joven de 21 años que cayó bajo las balas de Omar Mateen, en el club gay Pulse.
El atacante la alcanzó en el brazo, herida que requirió un operación el miércoles y la mantendrá inmovilizada por unos días.
Al igual que los familiares de Cory Connell, los de las otras 48 víctimas de la masacre de Pulse se preparan para despedirse de ellas.
El jueves se realizó una ceremonia por Rodolfo Ayala, que estaba en sus 30, amante de la danza que será sepultado en Puerto Rico, al igual que otras dos decenas de víctimas, según fuentes concordantes.
Al menos otras cuatro víctimas serán llevadas a México y una a República Dominicana para sus sepelios.
El jueves, luego de terminada la ceremonia en Orlando, los familiares de Rodolfo llevaron al memorial del Phillips Center, una corona de flores, velas y diversos objetos en homenaje a los fallecidos en la discoteca Pulse.
Horas antes, el presidente Barack Obama y el vicepresidente Joe Biden visitaron la que es en este momento la capital del mundo y colocaron ofrendas florales.
“Hay que encontrar una bandera puertorriqueña, no hay” junto al retrato de Rodolfo, dice uno de sus familiares.
Quienes le rinden homenaje sin poder evitar las lágrimas, superan el centenar, mientras un saxofonista toca “Amazing Grace”.
Las fotos de las víctimas y los mensajes dejados por sus familiares y amigos recuerdan la sed de vida que mostraban muchas de ellas, veinteañeras y con el futuro por delante.
En Orlando, “todo el mundo se conoce”, explica Adam Garcia, que vino a “presentar condolencias” y quienes no fueron directamente afectados por el drama conocen a alguien que sí lo está.
El viernes tendrá lugar el primer sepelio en el Greenwood Cemetery de Orlando, donde hasta ahora están previstos solo cuatro.
En el espacio restante que las autoridades habían destinado a las 49 víctimas del 12 de junio, se erigirá un memorial en honor a ellas.
Para distender un poco la presentación, se instalaron paneles con los colores del arco iris, símbolo de la comunidad LGBT (lesbiana, gay, bisexual transgénero), y una bandera estadounidense.
Féretro verde y naranja
Del otro lado del centro de la ciudad, Kelly Greenwood, copropietario de la Cardinal Casket Company, se dispone a enviar el último de los 24 féretros que le encargaron familiares de las víctimas.
Es el de Antonio Davon Brown, cuyo nombre está inscripto en un costado.
El joven de 29 años era oficial de reserva y será sepultado en uniforme militar. A pedido, Creenwood colocó un escudo del ejército sobre el féretro.
También a solicitud de familiares de Cory Connell, acondicionó un ataúd verde y naranja, los colores de su equipo preferido, el Huracán de la Universidad de Miami.
Unos centenares de metros más lejos, la Bloom Florist confeccionó también para Cory, un ramo naranja al tono.
La propietaria, Sally Kobylinski, decidió asumir el costo de las flores para las 28 familias que le solicitaron arreglos florales.
Otros 38 floristas del país se comprometieron a contribuir financieramente con la iniciativa, explicó Kobylinski.
En los locales de Bloom, también se preparan flores para un casamiento, que se celebrará este fin de semana. Bodas, congresos, ninguna orden fue anulada, pese al duelo, explica ella.
“La gente no cambió sus planes, es una buena cosa”, afirma.
Por AFP