El Consejo de Estado condenó a la Clínica Casanare a pagar más de 600 millones de pesos a la familia de una mujer embarazada que falleció, por fallas en la prestación del servicio, debido a que no se le diagnosticó oportunamente un cuadro de apendicitis.
La señora ingresó a la clínica el 3 de septiembre de 2003 por un dolor abdominal, y luego de varios exámenes, se le diagnosticó una infección urinaria. Seis días después y en vista de que su estado no mejoraba, decidió firmar su salida voluntaria de la Clínica.
El 12 de septiembre del mismo año ingresó a urgencias del Hospital de Yopal donde los médicos se percataron de una perforación en su apéndice, por lo cual le realizaron una apendicectomía. Su salud fue desmejorando y fue remitida a un hospital en Bogotá, cinco días después, pero falleció mientras se le trasladaba.
La Sección Tercera, con ponencia del magistrado Carlos Alberto Zambrano, estudió el caso y encontró demostrado que los médicos de la Clínica Casanare no utilizaron todos los recursos necesarios para dar con el diagnóstico
“Estas conductas no se acompasan con el principio de confianza, según el cual los pacientes encomiendan su estado general de salud al profesional médico para que este adopte, según el rol asignado en la sociedad, todas las medidas necesarias para despejar la incertidumbre que supone la conjugación de múltiples síntomas y signos que refiere el paciente. En otros términos, a pesar de que los síntomas de apendicitis podían ser evidentes, los médicos de la Clínica Casanare nunca confirmaron o descartaron dicha patología”, indica el alto tribunal.