En las películas hemos visto que cuando una persona es mordida por una serpiente la mejor idea es que otra le absorba el veneno con la boca, y aunque parezca la solución más oportuna, lo cierto es que esa imagen está lejos de ser la manera correcta como se debe actuar frente a estas situaciones.
El primer paso es reconocer que las serpientes no son enemigas, y que frente a la presencia de alguna especie lo último que se debe hacer es matarla, ya que esto no solo afectará al ecosistema, sino que generará en ellas una reacción natural de defensa.
Por sus características geográficas y ambientales, en la Orinoquia abundan diferentes especies de serpientes que entran en contacto con la población; entre 2007 y 2023 se reportaron allí 9.040 casos de accidentes ofídicos.
“Por accidente ofídico nos referimos a la mordedura de serpientes, sin importar si son venenosas o no, pues por su forma de alimentarse suelen tener en su boca microorganismos que podrían propagar bacterias al morder una persona”, explica Danna Duque, estudiante de Biología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).
Junto al docente Andrés Aponte, ella realizó una investigación para caracterizar este tipo de accidentes en la región y proponer un protocolo de manejo para la UNAL Sede Orinoquia, que se pueda extender al territorio.
Tomando como referencia los datos proporcionados por el Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública (Sivigila), la investigadora encontró que en 16 años se han reportado en la región 6.345 accidentes en hombres de la región y 2.695 en mujeres.
“Esto tiene que ver con el hecho de que en el país quienes más realizan actividades agrícolas son los hombres, y esta suele ser una zona donde habitan las serpientes. Sin embargo, encontramos que en los hogares rurales también se presentaron muchos casos”, añade.
Con los datos obtenidos identificó que los riesgos se relacionan con factores como el clima y la ocupación de las personas. Respecto al clima, halló que entre abril y mayo es cuando más se registran casos debido a que en esta época la lluvia se intensifica, lo que provoca que la fauna –entre ella las serpientes– se disperse y haya mayor probabilidad de encuentros con las personas.
“Muchas de las prácticas que realizan las personas de la comunidad cuando se encuentran con una serpiente se relacionan con las creencias ancestrales de la población. Creen que si la serpiente tiene colmillos largos es venenosa y discriminan a otras que, aunque no tengan colmillos prominentes sí lo son; esto pasa con lamacabrel, que utiliza sus grandes colmillos solo para alimentarse de murciélagos y aves, pero no es venenosa”, explica el docente Aponte.
Protocolo
Como parte de la identificación de estos accidentes en la región los investigadores proponen un protocolo para el manejo de mordedura de serpientes para la Sede Orinoquia, que incluye los factores de riesgo, hábitos de conducta de riesgo, y medidas tanto preventivas como prehospitalarias.
En cuanto a los riesgos, el protocolo señala la importancia de evitar espacios que puedan servir de refugio o madriguera para las serpientes: “se deben evitar los lugares con muchas ramas, residuos o desechos que generen un ambiente de protección para ellas”, señala la estudiante.
Con respecto a la prevención, recuerda la importancia de usar elementos de protección como guantes o botas altas si se trabaja en zonas boscosas o donde hay presencia de serpientes. Pero sobre todo enfatiza en la importancia de evitar el contacto con una serpiente. “No hay cogerlas de la cabeza o tirarlas hacia un lado como se ve en el cine o la televisión, esto solo hará que ellas se sientan en riesgo y ataquen”.
El docente Aponte menciona otro aspecto relacionado con la importancia de no ingerir ningún tipo de medicamento ni aplicar sustancias sobre la herida luego de la mordedura: “al igual que los perros o los gatos, todas las serpientes pueden tener bacterias en la boca, lo que puede generar lesiones o daños graves como la septicemia, que es un envenenamiento causado a partir de una intoxicación con bacterias”.
“Solo con observaciones ocasionales, en un año identificamos 15 especies de serpientes en el campus de la Sede, de las cuales solo una es venenosa, la ‘cuatro narices’, que puede representar un riesgo para las personas, de ahí la importancia de saber qué hacer en el caso de un encuentro”, concluye el docente.
Fuente: www.agenciadenoticias.unal.edu.co