Recientemente ha salido un documento del magisterio de la iglesia construido por el cardenal prefecto del dicasterio para la doctrina de la fe Víctor Manuel Fernández llamado Fiducia supplicans sobre el sentido pastoral de las bendiciones, y ha generado una cantidad de reacciones la gran mayoría en contra de esta declaración como la llama el mismo cardenal. Para empezar y después de leerla detenidamente me gusta la aclaración que hace la carta sobre el matrimonio “la presente Declaración se mantiene firme en la doctrina tradicional de la Iglesia sobre el matrimonio, no permitiendo ningún tipo de rito litúrgico o bendición similar a un rito litúrgico que pueda causar confusión”. Y lo menciono porque ese es el punto de quiebre de la polémica, bautizar, casar, impartir sacramentos, bendecir a las personas de otras ideologías, de uniones del mismo sexo.
Me cabe la duda de porque el sínodo que termino hace poco en Roma no se pronunció respecto a este punto, hubiera dejado mas claro todo, pero sale justo después de haberlo cerrado como un apéndice como un -otro si-, ya que el documento es manejado como una declaración que si bien firma el papa sale del dicasterio de la fe.
Me he tomado el trabajo y escuchar las voces de algunos que sigo por sus valiosos aportes a la doctrina de la iglesia, Monseñor Munilla en España, Fray Nelson Medina en Colombia, el Cardenal Sarah en Roma, el padre Jose Antonio Fortea de España, y algunos más, fuera de otros obispos en algunos sitios del mundo donde se niegan a obedecer la orden o el señalamiento que pueden bendecir, mas no de celebrar matrimonios igualitarios. El papa Francisco fue elegido en un conclave limpio, con toda la iglesia orando por su elección, fue el mismo espíritu santo soplando sobre estos cardenales, ha sufrido mucho por sus actuaciones desde que empezó su pontificado, detalles como negarse a utilizar los zapatos rojos propio del traje blanco del Papa que significan el martirio de la iglesia, o recibir a personas de otras creencias, o no seguir la tradición en varios actos públicos, o sus polémicos documentos escritos o hablados en sus catequesis por donde va, nos pone a pensar sobre la infalibilidad del papa que trata sobre lo certero de las actuaciones de cada pontífice, infalible es que no se equivoca, infalible es que el mismo Cristo actúa por medio de él. Me ha gustado mucho leer sobre los papas antiguos y como han conservado la doctrina de la iglesia, que al final es su misión, pero cuando viene uno y empieza a tratar temas que la iglesia a tardado siglos en enfrentarlos y que tarde o temprano van a ser lo que son “puntos inflexibles en la vida del cristiano” ahí se prueba la fe, aquí nos definimos en lo que somos. Y mas con una iglesia en crisis, jamás habíamos estado tan mal, aun así, nuestro señor se lo dijo a Pedro, “las puertas del infierno no prevalecerán contra la iglesia” (Mateo 16, 18)
Recuerdo las criticas que lanzaban los fariseos y publicanos al mismo Jesús, “come con pecadores” es un glotón, sana o cura en sábado, como el mismo Jesús perdona, sana a tantos y tantos hijos de Abraham hermanos nuestros, como la escena de la mujer sorprendida en adulterio que querían apedrear como lo indica la ley de Moisés y como Jesús salva su vida y con la frase “no peques más”, la conversión de Zaqueo, del mismo Pablo, todo esto me lleva a pensar, que definir la ley de Dios se llama Caridad, se llama amor, se llama MISERICORDIA, como la pedagogía de Cristo nos lleva a reflexionar las palabras de nuestro señor en San Mateo (21, 31) cuando se lo menciona a Pedro, “Os aseguro que los publicanos y las prostitutas llegaran antes que ustedes al reino de los cielos”.
Si bien es cierto que Dios quiere que todos nos salvemos, tenemos que trabajar para eso, es necesario un arrepentimientos de corazón desde el fondo del alma, pero esta generación es perversa, mala, donde estamos contaminados, el mismo demonio ha hecho un trabajo con las familias, los niños, el adulterio, la fornicación, todo parece caos, y es necesaria esta purificación que vivimos, ya todo está escrito y sabíamos que esto que vivimos iba a ocurrir, así que llegó el momento de saber que hacer, de mantenernos firmes a pesar de todo, llego el momento de la prueba de la fe, que no es mas que ver la cercanía y la fidelidad al mismo Cristo, nos cueste aceptarlo o no Francisco es el papa; la cabeza visible y no queda mas que orar por él, no hay que criticar; hay que actuar, solo a los pies de Jesús eucaristía podemos entender el sentido de todo este mar de confusión, así que los animo a mantenernos en la fe, firmes, decididos incluso a ofrendar nuestras vida por él.
Por: José Álvaro Cardozo Salas – https://www.centaurotelevision.com/