En el Páramo del Almorzadero, ubicado en la reserva natural Piedra del Cóndor del municipio de San Andrés, se ha registrado recientemente el avistamiento de varios ejemplares de Cóndor Andino. Este hecho cobra una relevancia especial dado que la mencionada especie se encuentra en peligro de extinción.
El proyecto de conservación, liderado por la Fundación Parque Jaime Duque y la Asociación Campesina Coexistiendo con el Cóndor, ha desempeñado un papel fundamental en este logro. Su labor orientada hacia la preservación del hábitat y la protección de la especie ha sido determinante para el avistamiento alentador.
Expertos resaltan que algunos de los cóndores observados son ejemplares jóvenes, lo que sugiere una posible recuperación de la población. Este descubrimiento resulta especialmente esperanzador considerando los desafíos que enfrenta esta especie, tales como la persecución humana y la pérdida de hábitat.
Uno de los ejemplares avistados, denominado Illika, es una cóndor hembra que logró sobrevivir tras ser envenenada en el año 2019. Su presencia en óptimas condiciones constituye un testimonio del éxito de los esfuerzos de conservación y representa un símbolo de esperanza para la supervivencia de la especie en la región.
Este avistamiento refuerza la importancia de persistir en los esfuerzos de conservación y protección del hábitat del cóndor andino, garantizando así un futuro sostenible para esta emblemática especie en Colombia.
Luis Fernando Castro Vargas, coordinador en conservación e investigación, ha expresado su preocupación acerca de los riesgos que enfrentan los cóndores en la zona de Bucaramanga. Según sus declaraciones, los avistamientos frecuentes de estas majestuosas aves pueden atribuirse a su amplia capacidad de desplazamiento, que les permite recorrer distancias de hasta 300 kilómetros en un solo día.
Castro Vargas señala que, a pesar de ser carroñeros, la asociación de los cóndores con la ganadería puede desencadenar interacciones negativas con los productores. Esto se debe a que, en situaciones de escasez de alimento natural, los cóndores podrían atacar al ganado debilitado, generando represalias por parte de los ganaderos, como el envenenamiento de carroñas y disparos.
El experto destaca también que, aunque se ha observado un aumento en los avistamientos de juveniles durante agosto, relacionado con la época de reproducción, la especie aún enfrenta desafíos significativos. A pesar de los esfuerzos reproductivos, la baja cantidad de individuos y las interacciones negativas persisten, amenazando la supervivencia de la especie.
En este contexto, Castro Vargas enfatiza que el trabajo de conservación debe continuar y que la amenaza sobre los cóndores no ha sido completamente mitigada. Con una esperanza de vida de hasta 50 años en vida silvestre, la reproducción de estos animales es lenta, lo que requiere una atención constante para su protección y preservación a largo plazo.
Fuente: Sistema Integrado de Información – RCN Radio – Geraldine Rozo Amórtegui