La administración del presidente Joe Biden suspendió la entrega de miles de armas a Israel, incluyendo las polémicas bombas de 2.000 libras, en respuesta a los planes de expansión de una operación militar en el sur de Gaza. Este movimiento marca una pausa sin precedentes en las transferencias de armas desde el ataque de Hamás contra Israel el pasado 7 de octubre, que dejó un saldo de más de 1.200 muertos.
Según funcionarios de alto rango que habló con The Washington Post, esta decisión fue motivada por la preocupación de que una operación terrestre en Rafah, donde actualmente se refugian más de un millón de personas, pudiera resultar en un incremento significativo de víctimas.
«Israel no debería lanzar una operación terrestre importante en Rafah, donde más de un millón de personas se están refugiando sin ningún otro lugar adonde ir», expresó un alto funcionario, subrayando las preocupaciones estadounidenses sobre el posible uso de bombas de alto calibre en áreas densamente pobladas.
Desde el ataque inicial de Hamas, EE. UU. ha enviado decenas de miles de bombas y misiles a Israel. Sin embargo, la devastación resultante y el elevado número de víctimas civiles en Gaza, que asciende a más de 34,000, según fuentes locales, han puesto en tela de juicio estas transferencias de armas.
El presidente Biden ha descrito los bombardeos como «indiscriminados» y aunque ha evitado usar las transferencias de armas como medio de presión, esta reciente decisión podría señalar un cambio en esta postura.
Un segundo funcionario describió la suspensión como un «tiro en el arco«, intentando recalcar a Israel la seriedad de las preocupaciones estadounidenses respecto a la ofensiva en Rafah. Este sector de Gaza alberga aproximadamente a 1.5 millones de palestinos desplazados. Mientras tanto, la respuesta de la embajada de Israel en Washington a esta medida aún está pendiente.
La revisión de la administración Biden también incluye futuras transferencias de armas, con un particular enfoque en 6,500 municiones de ataque directo que transforman bombas convencionales en armas guiadas de precisión. Aunque no se ha tomado una decisión final, esta pausa es un claro indicativo de que la Casa Blanca podría reconsiderar futuras entregas dependiendo del desarrollo del conflicto.
Esta decisión sin precedentes surge después de intensas consultas iniciadas en abril entre funcionarios de EE. UU. e Israel sobre la necesidad de abordar las necesidades humanitarias de los civiles en Rafah y de adaptar las operaciones contra Hamás. Las tensiones aumentaron cuando se percibió que Israel se acercaba a una decisión crítica sobre sus operaciones en la región.
A pesar de la pausa en las transferencias de armas, el ejército israelí aún dispone de suficiente arsenal, suministrado por EE. UU. y otros aliados, para llevar a cabo operaciones en Rafah si decide ignorar las objeciones estadounidenses. Además, esta pausa no afecta los miles de millones de dólares en ayuda adicional aprobada recientemente por el Congreso.
El portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, aunque reservado, reafirmó el apoyo de EE. UU. al derecho de Israel a defenderse de Hamás. En contraste, el apoyo militar estadounidense a Israel sigue siendo un punto de unión entre republicanos y demócratas en el Congreso, aunque la decisión de Biden ha generado críticas tanto dentro como fuera de Washington, especialmente entre votantes árabes estadounidenses y manifestantes pro-palestinos en campus universitarios.
Fuente: Sistema Integrado de Información – RCN Radio – Juan Camilo Cely