Las cuatro virtudes cardinales son: Prudencia, Justicia, Templanza, Fortaleza.
La justicia: tratar a otros imparcialmente
La justicia es la virtud que busca promover la interacción imparcial. Es el deseo y la resolución de dar a cada persona lo que merece. Exige que premies la bondad y castigues la maldad. Hay tres tipos de justicia: la conmutativa, la distributiva y la social. Seis o media docena de algo La justicia conmutativa se refiere a las relaciones entre iguales —entre dos personas, como un consumidor y un comerciante. La justicia conmutativa demanda, por ejemplo, que el consumidor pague un precio justo por un
producto y que el comerciante sea honesto sobre la condición e historial del artículo, para que el consumidor sepa si el precio es el adecuado. Si un comerciante trata de vender una moneda que dice perteneció a Abraham Lincoln, entonces el consumidor necesita que el comerciante pruebe su autenticidad. No es justo pedir una enorme cantidad de dinero por algo que no puede validarse o, peor aún, que ni siquiera es tan antiguo o que está en tan buen estado como se anunciaba.
La justicia conmutativa se basa en el principio de quid pro quo, del latín lo uno por lo otro. Estoy dispuesto a pagar el precio que pides por este artículo, y tú estás dispuesto a vendérmelo por ese precio. Pero el artículo debe ser exactamente lo que se ha anunciado. Si el precio de venta no es el correcto o hay características del artículo que no se cumplen, entonces se está violando
la justicia conmutativa.
Engañar al consumidor y engañar al comerciante son dos formas de violar la justicia conmutativa.
Otra situación en la que la justicia conmutativa entra en juego es cuando te roban algo. La justicia conmutativa exige que el ladrón se enmiende devolviendo el dinero o la propiedad robada, o, si eso es imposible, recompensándote de alguna otra manera, como dándote algo del mismo valor o proveyendo un servicio. Es como cuando siendo niño y rompiste el vidrio de la ventana del vecino, tu madre o tu padre hicieron que se cumpliera la justicia conmutativa. Después de disculparte con el Señor Pereda, tuviste que ahorrar tu mesada hasta poder pagar por una ventana nueva.
Todos para uno y uno para todos La justicia distributiva se refiere a la relación entre uno y varios —entre un individuo y un grupo. Este tipo de justicia es más obvia en la relación entre un ciudadano y el gobierno. La ciudad, estado y gobierno federal están obligados por la justicia distributiva a recaudar impuestos justos para pagar los servicios que proporcionan. Cobrar impuestos excesivos es una violación de la justicia distributiva. De la misma manera que no cobrar suficientes impuestos para pagar los servicios esenciales —resultando en recortes de los mismos— es una violación. Una violación inversa es cuando un ciudadano se niega a pagar su parte proporcional de impuestos y sin
embargo obtiene los beneficios de los servicios del gobierno. La justicia distributiva significa que los contribuyentes tienen el derecho de saber a dónde va su dinero, quién lo gasta y en qué. El gobierno tiene el derecho de pedir a los ciudadanos que apoyen financieramente a la policía, ambulancias, bomberos, defensa nacional y otros servicios sociales. Otro ejemplo de cómo funciona la justicia distributiva se ve entre los miembros de un club privado. Supongamos que Pedro y Pablo pertenecen a la Orden de los Búfalos Mojados. Pagan sus cuotas anuales y, por consiguiente, reciben un informe mensual, una tarjeta anual de membresía y una invitación a la convención anual. La justicia distributiva requiere que los miembros paguen sus cuotas y que los directores de la asociación sean responsables con el dinero recaudado, así como presentar un informe anual de los gastos. Si el Señor Pizarro saca algo de dinero para uso personal o si se sospecha que hay favoritismo o nepotismo, entonces se está violando este tipo de justicia. Todos los miembros deben ser tratados con justicia e igualdad. Juego justo desde Dan hasta Beerseba La justicia social trata de la relación tanto de los individuos y de los grupos, entre cada individuo y todos colectivamente. El objetivo es alcanzar el bien común —el bienestar público de todos. La justicia social se preocupa por el medio ambiente, la economía, la propiedad privada, los derechos civiles y las relaciones entre la iglesia y el estado. Aunque los negociantes tengan el derecho de obtener una ganancia al fabricar y vender sus bienes y ofrecer sus servicios, contaminar al sistema local de agua con el fin de obtener mayores ganancias es una violación de la justicia social. De igual manera, los defensores ambientalistas se vuelven extremistas y violan la justicia social cuando toman la ley en sus manos al causar daños a la propiedad privada o buscan cerrar un negocio por la fuerza. Lo que resultará es la pérdida de trabajos de los que dependen varias familias para subsistir. Es mejor para ambos grupos cooperar y dialogar juntos buscando cómo equilibrar las necesidades de la comunidad y las del negocio.
Debemos notar que el derecho al lucro o a la propiedad no es absoluto. Así por ejemplo, si una comunidad está pasando por una fuerte sequía, la compañía que tiene acceso al agua potable está obligada a compartirla con aquellos que se están muriendo de sed.
La justicia social pide que todo el mundo bajo la ley reciba un trato justo y equitativo. También reconoce el derecho y obligación inalienable de cada ser humano de trabajar y de recibir un salario justo por ese trabajo. Este tipo de justicia defiende el derecho de los trabajadores a formar sindicatos, gremios y sociedades. Y defiende el derecho de los empresarios a recibir peticiones razonables y justas que no les hagan cerrar el negocio o tener pérdidas en lugar de ganancias. Si la economía está por los suelos y las ganancias son mínimas, este no es un buen momento para que los trabajadores pidan un aumento de sueldo. Por el contrario, si la economía es ventajosa y el negocio camina bien, sería injusto que solo los ejecutivos de la compañía recibieran bonos extras, pero a los trabajadores no se les den ni aumentos ni beneficios. Es un mandato de la justicia social para todos los gobiernos, tratar a todos los ciudadanos —sin importar sexo, color, raza o religión— con la misma dignidad y derechos humanos. Asimismo, se espera que los ciudadanos apoyen a sus gobiernos y naciones en retribución por la protección y los servicios que les brindan.
Catolicismo Para Dummies® Publicado por Wiley Publishing, Inc. por Rev. John Trigilio Jr.,PhD, y Rev.Kenneth Brighenti,PhD Traducido por Rev. Luis Rafael Rodríguez-Hernández, MDiv
Parte III: Comportarse Como un Santo