Los milagros y lo sobrenatural difícilmente son aceptados, y la Iglesia ha actuado siempre con mucha prudencia al respecto. Fueron numerosas las altas autoridades eclesiásticas y muchos los médicos que
atestiguaron las curaciones milagrosas y otros fenómenos sobrenaturales incomprensibles para la razón humana, de los que hemos detallado alguno para dar un pequeño ejemplo de tal abundancia en la vida del Padre Pío de Pietrelcina. Estas gracias sobrenaturales no eran concedidas por Dios para la
autoglorificación de nuestro capuchino, sino para dar testimonio de la vida divina, para llamar a la conversión, para aliviar e incluso curar, y no se perdió ni una sola ocasión sin que acabara haciéndose el bien.
Un ruego de Karol Wojtyla
Citemos una de esas curaciones milagrosas, pues los personajes que intervienen bien se lo merecen. En noviembre de 1962, Karol Wojtyla era vicario capitular de la diócesis de Cracovia y participaba en las primeras sesiones del Concilio. Escribe al Padre Pío y le solicita su intercesión y oraciones
para la doctora Wanda, médico y profesora de psiquiatría, conocida y colaboradora del futuro Papa. En esa súplica le dice:
«… Es una mujer de 40 años, madre de 4 hijos, estuvo durante la guerra cinco años en un campo de concentración alemán. Hoy su vida está en peligro por causa de un cáncer…»
La buena mujer sufría un cáncer de garganta. Los médicos iban a intervenirla y sabían que era inútil.
Diez días después el Padre Pío recibe una carta del futuro Juan Pablo II que le comunica:
«Venerable Padre. La mujer que vive en Cracovia (Polonia), madre de 4 hijos, encontró de repente la salud el 21 de noviembre, antes de la operación quirúrgica. Deo gratias. Yo os doy las gracias, venerable Padre, en nombre de esa mujer, de su marido y de toda su familia. En Cristo, Karol Wojtyla, vicario capitular de Cracovia.
Roma, 28 de noviembre de 1962».
Wanda Poltawska curó instantáneamente, ante el estupor de los médicos que la trataban. En esta curación milagrosa sólo bastó la fe y la oración; la fe de quienes imploraron la oración del Padre Pío y la del mismo Padre.
Es lógico que el mundo de hoy recuerde esta curación que quedará escrita para la historia, frente a una infinidad que sólo permanecerá para los beneficiados y sus íntimos.
Decimos curaciones, pero no olvidemos las del alma, verdadero fin de ese hombre santo, estigmatizado… En 1963 las inscripciones en el registro de confesiones pasan de cien mil, sólo en ese año. Y también más de cincuenta obispos y arzobispos y miles de sacerdotes los que también en 1963, estando en Roma, aprovecharon para visitar al Padre y asistir a su misa, a pesar de la prudente reserva del Vaticano.
Cronología del Padre Pío
1887. El 25 de mayo nace en Pietrelcina, Benevento, al sur de Italia.
1896-1902. Estudios elementales y primarios en su localidad natal.
1903. Noviciado en la Orden Franciscana, en los Capuchinos de Morcone.
1907. Profesión de votos solemnes.
1904-1909. Estudios eclesiásticos.
1909-1916. Con breves períodos en distintos conventos, permanece en Pietrelcina debido a su delicado estado de salud. Primeros fenómenos místicos. Los superiores dudan entre expulsarlo de la Orden o concederle permiso de exclaustración. Conceden permiso en 1915.
1915-1918. Llamado a filas, destinado en la 10ª Compañía de Sanidad en Nápoles. Periodo de permanencia en cuarteles interrumpida por inspecciones médicas y convalencencias.
1916. De febrero a julio en el convento de Santa Ana de Foggia y a partir de julio en Sta. María de las Gracias, en S. Giovanni Rotondo, en el monte Gargano, diócesis de Manfredonia.
1918. 5-7 agosto: Transverberación del corazón. 20 septiembre: Estigmatización. Comienza a acudir una multitud de personas a sus eucaristías y a confesarse.
1919-1920. Informes médicos que reconocen carácter sobrenatural de las heridas. Posterior visita doctor Gemelli e informe desfavorable a la prensa y al Santo Oficio. Oposición de canónigos y arzobispo de diócesis de Manfredonia, Mons. Gagliardi.
1923-31. Medidas restricitivas del ministerio del Padre Pío, por el Santo Oficio: celebración privada de la misa, no confesiones, no correspondencia, traslado a otro convento.
1931-1933. Práctica encarcelación en el convento del Padre Pío.
1933. Visita de Mons. Passetto por encargo de S.S. Pío XI. Nuevo obispo de Manfredonia Mons. Cesarano. Levantamiento de todas las restricciones y libertad para el ministerio.
1935. Bodas de plata sacerdotales. Bendición papal de S.S. Pío XI. Se multiplican las personas que acuden a S. Giovanni Rotondo, los fenómenos místicos, las conversiones y los milagros.
1942. Comienzan los Grupos de Oración. Apoyo de S.S. Pío XII al Padre Pío.
1956. Inauguración de la Casa Sollievo della Sofferenza.
1958. Quiebra de la Banca Giuffrè y problemas económicos de la provincia capuchina. Los superiores piden fondos de las obras del Padre Pío para saldar las deudas de la Orden. El Padre Pío y el administrador sólo conceden una cantidad limitada. Nuevas investigaciones, grabación secreta
de sus conversaciones y confesiones.
1960. Mons. Ottaviani y Mons. Crovini, del Santo Oficio, visitan a Padre Pío y sus obras, informe favorable. Mons. Capovilla y Mons. Maccari, de la Secretaría de S.S. Juan XXIII, repiten visita y dan informe desfavorable. Bodas de oro sin bendición papal.
1960-1964. Nuevas limitaciones a su ministerio. Sus partidarios le defienden. Antes de morir, S.S. Juan XXIII destituye a los superiores que le han venido persiguiendo.
1964-1967. S.S. Pablo VI le restablece en la libertad de culto y ministerio. Deterioro progresivo de su estado de salud.
1968. El 20 de septiembre se cumplen 50 años de su estigmatización. Padre Pío muere el 23 de septiembre.
1983. Comienza la Causa para su Beatificación y Canonización.
1998. Se aprueba la autenticidad del milagro de la Sra. Consiglia de Martino.
1999. 2 de mayo. Beatificación por SS Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro.
2002. 16 de junio. Canonizado por SS Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro, en la canonización
más multitudinaria de la historia.
Fuente: Enrique Calicó Vida del Padre Pío Fundación Gratis Date Pamplona 2002, 2ª ed.