Ante la polémica de nunca acabar sobre el uso del plástico en la vida diaria, la Universidad Piloto de Colombia, Acoplásticos y la Cámara de Comercio de Bogotá crean un plan de acción sin precedentes basado en economía circular, centrado en el plástico y favor de la sostenibilidad.
La iniciativa permitirá que organizaciones especializadas puedan certificar el número de toneladas transformadas de basura a nuevo insumo a productores que generen residuos de plástico.
Esta iniciativa es una oportunidad para convertir el desecho plástico posconsumo en un residuo aprovechable, que puede reciclarse, consumirse racionalmente y reutilizarse, convirtiéndose en materia prima o insumo para nuevos o mejorados modelos de negocio con alto valor agregado.
La Estrategia en alianza sector real y academia que busca cumplir los planes de Gestión de Residuos de Envases y Empaques, según lo establecido en la resolución 1407 de 2018.
Con el fin de Crear nuevos modelos de negocio a partir de la reincorporación y reuso de residuos plásticos en diversos procesos productivos, logrando un segundo y hasta tercer uso.
¿Usted es de esos ciudadanos que sufre cuando recibe el domicilio o va al supermercado y empieza a ver la cantidad de pitillos, cubiertos, vasos, cajas, botellas y empaques de plástico de un sólo uso que en cuestión de minutos terminan en la caneca de reciclaje?
Debe saber que la academia e incluso los gremios están apostando por soluciones innovadoras para resolver la situación. Ese el caso de la Universidad Piloto de Colombia y Acoplásticos la agremiación empresarial que representa a los sectores industriales del plástico, la química, petroquímica, cauchos, pinturas, tintas y fibras.
“Esta alianza es creada para identificar, caracterizar y ubicar con exactitud a todas las empresas transformadoras de residuos plásticos. Queremos ayudar a que el posconsumo sea algo del día a día, es decir, que todos los sectores de la sociedad sean impactados por estrategias ambientales de largo plazo orientadas a que algunos residuos de consumo masivo generados en hogares, industria, instituciones y comercio, sean separados desde la fuente de los demás residuos para manejarlos de forma adecuada, promoviendo su recuperación o reciclaje”, explica Dayanna Sánchez Rodríguez, Líder de Innovación y Transferencia de Conocimiento de la Universidad Piloto de Colombia.
La alianza busca garantizar el cumplimiento de la resolución 1407 de 2018, según la cual, para el año 2030 (en 11 años) es obligatorio el aprovechamiento del 30% de los residuos de los envases y empaques puestos en el mercado.
“Este es un paso más que da la industria plástica en su interés y compromiso por cumplir con los objetivos adquiridos en el plan de gestión de residuos de envases y empaques en el marco de la resolución 1407 expedida a mediados del año pasado por el Ministerio de Ambiente, siendo un avance normativo que pretenden iniciar el desarrollo de un Programa de Responsabilidad Extendida al Productor de envases y empaques en Colombia. Estamos frente a un reto que genera grandes oportunidades en todos los eslabones de la cadena, desde los recicladores hasta las empresas y la misma industria”, señala Daniel Mitchell, Presidente de Acoplásticos.
Toneladas de plástico aprovechadas
“El proceso comenzará en Bogotá con un mapeo. Eso significa que, usando metodologías de investigación, desarrollo e innovación, vamos a ubicar geográficamente, mediante símbolos y diagramas, el conjunto de empresas transformadoras de residuos plásticos desde su tamaño, logística, distribución, experiencia, fortaleza, perfil de los colaboradores, etc”, agrega Sánchez.
Uno los grandes estímulos y atractivos de esta alianza es que permitirá que las compañías o marcas que ponen en el mercado productos empacados reciban la debida certificación por parte de empresas transformadoras con el número exacto de toneladas de plástico aprovechadas, y de esta manera se genere un escenario de responsabilidad compartida desde la producción hasta el consumo.
“La apuesta es convertir la economía circular en una estrategia nacional. El país se configura como pionero en la transformación de las cadenas de producción y consumo, buscando que los desechos posconsumo sean reciclados, reutilizados o reincorporados al ciclo productivo, aportando a la disminución del impacto y la huella ambiental en relación a la explotación de recursos naturales, al fortalecimiento de estrategias de consumo más responsable, y a la generación de valor a partir de la innovación en el re-uso de envases y empaques en los modelos de negocio”, manifiesta Sánchez.
El trabajo de la Universidad Piloto y Acoplásticos permitirá que las autoridades, agencias, agremiaciones y productores conozcan el portafolio de empresas transformadoras de plástico posconsumo existentes en la capital del país, la tecnología que implementan y los productos finales que generan, lo cual fomentará nuevos negocios, así como la innovación en productos y procesos productivos porque sin duda, son un actor muy importante en el cumplimiento de la Resolución 1407 en términos de estándares de calidad y normas ambientales. El conocer desde los mismos actores de las cadenas de envases y empaques garantizará la implementación de un modelo de gestión de residuos integral en Colombia, que agregue valor al país desde la competitividad y la sostenibilidad.
De actores juzgados a líderes en soluciones
Para nadie es secreto que las medidas ambientales tienen el riesgo de convertirse en un golpe a la industria nacional del plástico. “Por eso mismo desde Acoplásticos queremos liderar como gremio y reiterar que apoyamos la regulación y que somos los primeros en creer que la solución a esta problemática requiere un enfoque integral, que implica la voluntad y participación de todos, incluyendo la industria, los consumidores, el gobierno, el órgano legislativo, las autoridades locales, entre otros”, enfatiza el dirigente gremial.
Mitchell es enfático en asegurar que “es nuestro profundo interés ser líder en aportar soluciones innovadoras que permitan hacer un primer uso y un posconsumo responsable del plástico porque al lograrlo nosotros de manera proactiva y no restrictiva, evitaríamos:
1. El aumento en los precios de alimentos en todo el país.
2. La afectación a los más de 50.000 recicladores estimados que existen en el país.
3. Lastimar el sector agropecuario porque ellos usan plástico en los productos a granel.
4. El contagio de enfermedades y/o problemas de salubridad pública.
5. Afectar a los vendedores ambulantes, tenderos y pequeños restaurantes que usan artículos desechables como vasos, platos o cubiertos de plástico.
6. Aumentar el desperdicio de alimentos.
7.Lastimar a los fabricantes de empaques y envases plásticos que generan 200.000 empleos directos.
8. Afectar la nutrición de poblaciones de bajos ingresos ubicadas lejanas a los centros de producción.
9. El aumento del consumo de agua en colegios, universidades, hospitales, entidades públicas, cárceles, entre otros, al prohibir artículos desechables como vasos, platos y cubiertos.
10. Aumentar los riesgos en seguridad vial, al incentivar sustitutos, por ejemplo, en vidrio, para el envase de aceites, lubricantes y bebidas”.
Impacto en la formalización del reciclaje
Uno de los efectos paralelos de la alianza es que incentivará a los recicladores que actualmente realizan esta labor de manera informal a hacer el tránsito hacia la formalidad, ya que, al ser reconocidos públicamente como empresa transformadora, les permitirá ampliar su modelo de negocio y hacerlo sostenible.
“El país no cuenta con cifras consolidadas de reciclaje, lo cual limita la posibilidad de establecer y cumplir metas en esta materia. Con esta alianza, tendremos mucha certeza sobre qué productos plásticos se están reciclando, en qué magnitud, hacía que mercados se dirigen y quiénes los están transformando. Empezar en Bogotá nos permitirá tener un margen de referencia nacional”, comenta Mitchell.
“Al tratarse de un reto nacional invitamos a todos los actores del proceso de generación, recolección, clasificación y transformación de envases y empaques a construir el ¿para qué’, ¿cómo? y ¿por qué? de una Colombia funcional al mercado, a la competitividad y a la sostenibilidad territorial. Y por supuesto, convocamos a toda la comunidad a seguir el proceso en www.universidadpiloto.edu.co”, narra Sánchez.
Las cifras implican acción
“En la Universidad Piloto investigamos para dar soluciones reales a problemáticas reales y el asunto del plástico es un tema que nos involucra a todos como ciudadanos del mundo. Creemos que conectados con nuestra misión investigadora e innovadora debemos trabajar en los temas ambientales como una prioridad”, puntualiza Sánchez.
- Según Greenpace en Colombia se consumen 1.250.000 toneladas de plástico por año, el 74% de los envases termina en rellenos sanitarios y cada colombiano desecha 24 kilos de plástico anualmente.
- La Organización de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente reveló que solo en 2018 cerca de 8 millones de toneladas de elementos plásticos fueron tiradas a los océanos, contaminando más de 600 especies de animales marinos.
- Estudios especializados afirman que, al paso actual, para 2020 se estaría usando 900% más plástico que lo que se usaba en 1980, y de esa proporción más de 90% de la basura plástica terminaría en los océanos.
- En 2018, la ONU Medio Ambiente informó que cada año usamos en todo el mundo 5 billones de bolsas de plástico, y 1 millón de botellas de plástico son compradas cada minuto. Casi 70% o más van al medio ambiente o a vertederos y más de 13 millones llegan al mar cada año.