El hecho fue confirmado por el Gobierno.
El movimiento indígena de Ecuador liberó a los diez agentes de Policía que estaban retenidos en el Ágora de la Casa Cultura en Quito desde la mañana de este jueves, tras el escenificado funeral de uno de sus dirigentes muertos en las protestas.
Así fue la ceremonia simbólica con la que los uniformados fueron entregados a la Defensoría y Naciones Unidas.
Así lo confirmó la ministra de Gobierno (Interior), María Paula Romo, en una rueda de prensa, en la que también dijo que se había permitido la salida de los periodistas que se encontraban retenidos en el interior de esa instalación.
Los indígenas entregaron a los agentes después del funeral del dirigente Inocencio Tucumbi, muerto el miércoles durante los disturbios por una huelga general, y en el que cuatro de ellos debieron cargar el féretro hasta la tarima principal del Ágora, donde se desarrolló una misa.
Los dirigentes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) habían dispuesto que fueran los cuatro agentes los que cargaran el ataúd, debido a que, en aplicación de la justicia indígena, ellos representaban a la violenta represión que, según denuncian, se ha generado contra ellos durante las protestas de la última semana.
Después del funeral, los diez agentes fueron custodiados por la «Guardia Indígena» hasta el parque Alameda, cercano al casco histórico de Quito, en una marcha rodeados por cientos de personas.
En el parque fueron entregados ritualmente a representantes del Sistema de Naciones Unidas en Ecuador y de la Defensoría del Pueblo.
«Agradecemos a Conaie (Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador) la entrega pacífica de los policías. Consideramos esto como un gesto de buena voluntad que contribuye a crear condiciones de mayor confianza para prevenir la violencia y buscar salidas concertadas a esta situación», decía un mensaje por redes difundido por la delegación de la ONU en Ecuador.
Ocho de los agentes habían sido capturados a primera hora de la mañana, y otros dos durante el prolongado mitin que los indígenas celebraron a lo largo de todo el día en el Ágora, y que fueron descritos como «infiltrados» en el acto.
La simbólica marcha y escenificada entrega de los agentes estuvo encabezada por el presidente de la Conaie, Jaime Vargas, y por Leonidas Iza, dirigente del Movimiento Campesino de la provincia de Cotopaxi.
Su captura y retención durante más de diez horas ha sido el epicentro de las protestas este jueves en Quito.
Los indígenas, indignados por la muerte de uno de sus representantes y por lo que califican de «represión» de las fuerzas del orden desde que comenzó la ola de protestas hace una semana, los mantuvieron en el Ágora como escudos frente a cualquier acción policial durante su concentración.
Durante el mitin, los subieron al escenario, les quitaron las botas y los calcetines para que no pudieran huir con facilidad, y los obligaron a usar sus radios para negociar con los policías en el exterior.
También retuvieron a una treintena de periodistas de medios locales e internacionales, a algunos de los cuales hicieron hablar en el escenario y admitir que estaban allí por su propia voluntad.
En un comunicado, la Conaie reconoció que el acceso y la salida del Ágora estuvieron restringidos pero aseguraron que fue con el objetivo de impedir la entrada de individuos indeseables que pudieran ser violentos.
Desde su llegada a Quito el lunes para protestar contra las medidas y recortes del presidente Lenín Moreno, en respuesta a demandas del FMI para recibir una línea de crédito de 10.000 millones de dólares, los indígenas han tratado de distanciarse de sujetos violentos y de hecho su manifestación del miércoles, decretada jornada de huelga general, transcurrió de forma ordenada.
La parte más violenta del movimiento indígena se dejó ver antes de llegar a Quito el lunes desde las provincias más distantes.
En su camino a la capital bloquearon carreteras, se enfrentaron a las fuerzas armadas y saquearon algunas industrias y granjas.
Otro suceso que enturbió su concentración de este jueves fue la brutal agresión sufrida a la salida del mitin en el Ágora por un periodista del canal Teleamazonas, que recibió una fuerte pedrada en la cabeza desde corta distancia y por la espalda.
Diferentes videos difundidos sobre el suceso muestran al periodista caminando y seguido por varias personas cuando un agresor le arroja desde corta distancia una piedra con gran violencia, que lo hace caer al suelo con graves heridas en la cabeza.