Irmã Dulce era conocida como la «Madre Teresa de Calcuta brasileña».
El papa Francisco elevó este domingo a los altares a la religiosa Irmã Dulce, conocida como la «Madre Teresa de Calcuta brasileña» y que es ya la primera mujer nacida en Brasil en ser declarada santa.
Lo hizo en el curso de una ceremonia celebrada en la Plaza de San Pedro del Vaticano y en la que también fueron canonizados el cardenal británico John Henry Newman, que a los 44 años se convirtió al catolicismo, y las religiosas italiana Giuseppina Vannini, la india María Teresa Chiramel y la suiza Marguerite Bays.
La ceremonia comenzó en torno a las 10.00 hora loca y duró unas dos horas.
El papa utilizó, como es habitual, la formula en latín para proclamar la santidad y pedir que fuesen inscritos en los libros de los santos de la Iglesia, durante la misa que ha coincidido con la celebración en el Vaticano del Sínodo de la Amazonía.
Al acto acudieron numerosos fieles procedentes de Brasil, el vicepresidente brasileño, Hamilton Mourão, y también el postulador de la causa para su canonización, Paolo Vilotta.
También contó con la presencia del heredero al trono británico, el príncipe Carlos de Inglaterra.
La brasileña María Rita de Souza Brito Lopes Pontes nació el 26 de mayo de 1914 y este domingo fue bautizada oficialmente como «Santa Dulce de los Pobres».
Entregó su vida a los pobres, a los enfermos y a los más necesitados, y fundó en su natal Bahía (este) varios hospitales de caridad y un sistema de apoyo social que dirigió hasta su muerte, el 13 marzo de 1992, a los 77 años.
La Hermana Dulce ha tenido el tercer proceso de canonización más rápido de la historia reciente de la Iglesia católica, pues ha sido proclamada santa solo 27 años después de su muerte, mientras que San Juan Pablo II lo fue a los 9 años de su muerte y Santa Teresa de Calcuta, 19 años después de su fallecimiento.
En 1991, pocos meses antes de su muerte, recibió en Brasil la visita del papa Juan Pablo II mientras estaba hospitalizada. En 2011 fue beatificada por el papa Benedicto XVI.
Es una de las religiosas más queridas de Brasil y ha dejado un legado que incluye una red de hospitales y centros de salud para pobres que atiende a cinco millones de personas al año.
Junto a ella también fue santificado el cardenal y teólogo inglés del siglo XIX John Henry Newman, beatificado por Benedicto XVI durante su viaje al Reino Unido en 2010.
El caso de Newman (Londres, 1801) es particular pues durante los primeros años de su vida fue sacerdote de la Iglesia anglicana y muy crítico con la Iglesia católica.
Pero a los 44 años, en 1845, se convirtió al catolicismo y poco después ingresó en la orden de los oratorios de San Felipe Neri, fue ordenado cura católico, estableció en Inglaterra la Congregación del Oratorio, fundó una Universidad Católica en Dublín y supervisó una nueva traducción de la Biblia.
Fue nombrado cardenal por el papa León XIII en 1879.
El papa Francisco ofreció una homilía a los cientos de fieles que se congregaron en la plaza vaticana en la que destacó tres verbos fundamentales: invocar, caminar y agradecer.
Criticó a quienes se encierran en sí mismos y dijo que todos los seres humanos tienen la necesidad de ser salvados de su falta de confianza, de sus miedos y de sus vicios que los esclavizan, «de tantas cerrazones, dependencias y apegos».
Habló de la necesidad de caminar por la vida con «pasos humildes y concretos», y de hacerse cargo «del que ha dejado de caminar, de quien ha perdido el rumbo».
Finalmente, animó a todas las personas a vivir con agradecimiento porque «un corazón que agradece se mantiene joven».