El presidente ecuatoriano Lenín Moreno tumbó el decreto que eliminaba los subsidios a la gasolina.
Ecuador volvió el lunes a la calma, tras acordar el gobierno y el movimiento indígena el fin de la crisis causada por el furioso rechazo a medidas de austeridad, y tenía por delante la difícil tarea de reparar los daños que dejaron 12 días de protestas.
«Estos días nos deben enseñar a valorar la paz, la estabilidad, la seguridad», dijo el presidente Lenín Moreno en un mensaje transmitido por televisión y grabado en Guayaquil (suroeste), adonde la semana pasada trasladó la sede de gobierno debido a las protestas en Quito.
Las pérdidas fueron estimadas en al menos 1.500 millones de dólares por Patricio Alarcón, titular del Comité Empresarial. La Defensoría del Pueblo reportó a su vez ocho muertos, 1.340 heridos (algunos en estado crítico) y 1.192 detenidos. El ministerio de Gobierno (Interior) reportó a su vez 1.419 arrestados, entre ellos 54 extranjeros como venezolanos.
Quito fue escenario de violentas protestas por la eliminación de subsidios a combustibles, que finalizaron el domingo con un compromiso entre Moreno y el movimiento indígena que lideró las manifestaciones. La negociación fue cara a cara, con mediación de la ONU y la Iglesia católica.
Los aborígenes, que participaron en los derrocamientos de tres mandatarios entre 1997 y 2005, obtuvieron una «simbólica» victoria, estimó Pablo Romero, experto indigenista de la universidad Salesiana.
El acuerdo «muestra el poder del diálogo pacífico» y ayudará a devolver la estabilidad al país, declaró por Twitter el subsecretario interino de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Michael Kozak. Quito es aliado de Washington.
Pero la protesta generó «una fractura que va a ser muy difícil» de sanar, añadió Romero. Los aborígenes representan un 25% de los 17,3 millones de habitantes y son el sector más castigado por la pobreza.
El Ejecutivo aceptó la condición de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) para desmovilizar a miles de sus miembros: derogar el decreto presidencial 883 que eliminó los subsidios, pactado con el FMI.
«Felicito al pueblo ecuatoriano porque ha logrado una histórica victoria contra el FMI«, expresó en Twitter el presidente venezolano, Nicolás Maduro, señalado por Moreno de activar junto a su antecesor y exaliado Rafael Correa un plan de desestabilización. Correa y Maduro se han burlado de estos señalamientos.
Cacería de brujas
Ese supuesto plan conspirador salpica a varios allegados a Correa como la prefecta (gobernadora) de la provincia de Pichincha (capital Quito), Paola Pabón, arrestada el lunes para investigación.
Desde el sábado, siete correístas se han refugiado en la embajada de México en Quito, incluidos cuatro asambleístas, indicó el gobierno de ese país. «Enfrentamos un intento de desestabilización del gobierno y del país», manifestó Moreno el lunes.
La supresión de subsidios, con la que el Estado pretendía ahorrar 1.300 millones de dólares al año para paliar una gran iliquidez, generó alzas de hasta 123% en los combustibles del petrolero Ecuador.
Pero con la derogatoria, el martes volverán a regir los precios de los hidrocarburos y también se reanudarán las clases, suspendidas desde el 3 de octubre. El mandatario señaló por Twitter que «se expedirá un nuevo decreto que nos asegure que los recursos lleguen a quienes realmente los necesitan«.
Las manifestaciones también marcaron perdedores. «El gobierno, porque se logró ver todas sus debilidades; la Conaie, por la división interna en su cúpula; y el país, por todo lo que significó esta protesta, en particular en Quito, porque nos toca rearmar nuevamente la ciudad», sostuvo Romero.
Los alrededores de la Asamblea Nacional y de la casa presidencial, que desde hace una semana están desocupadas, fueron campo de duras batallas donde se sembró la destrucción.
Ni el estado de excepción por 30 días frenó a los manifestantes, que ocuparon e incendiaron edificios públicos y atacaron a instalaciones de medios de comunicación.
Compromisos con el FMI
Los nativos regresaron a sus comunidades en medio del toque de queda y militarización que rige desde el sábado para la capital. Casi dos semanas duró la eliminación de subsidios, pactado con el FMI para que otorgue créditos por 4.200 millones de dólares.
Con subsidios, el «ahorro no será tan grande como el que se esperaba» para evitar un déficit de unos 5.600 millones de dólares en 2019, señaló a la AFP el analista económico Alberto Acosta Burneo.
«Ecuador tiene que cumplir los compromisos con el FMI porque nadie le va a prestar si es que quiere seguir gastando y quiere seguir viviendo de la deuda», estrategia aplicada desde 2014, añadió.
Las protestas en la Amazonia derivaron en una caída de la producción de crudo, que se recuperaba de manera progresiva, y la suspensión del bombeo por el ducto estatal, con capacidad para evacuar hasta el Pacífico un 68% de los 531.000 barriles diarios que se extraían.