Cae la tarde en el valle de los cristianos. Desde lo alto, la cercana e histórica fortaleza de Crac de los Caballeros contempla impasible cómo van llegando los invitados. Hoy es día de fiesta en la iglesia de Haret Saraya en Al-Husn. La banda de cornetas y tambores toca sin parar.
La iglesia, dedicada a la Virgen, resplandece con sus paredes blancas recién pintadas y su iconostasio de vivos colores. “Se ha reconstruido tal y como era” afirma con brillo en los ojos el arzobispo del lugar, Mons. Nikolas Sawaf, católico de rito greco-melquita de la archidiócesis de Lataquia.
En 2012, la iglesia fue saqueada y quemada por los yihadistas que dominaban el valle apostados en el Crac de los Caballeros, fundado en el siglo XI-XII por los caballeros hospitalarios. Derribaron la cruz, profanaron los iconos y mutilaron las imágenes. Tampoco se salvaron los locales parroquiales ni la casa del párroco de donde desaparecieron de las paredes hasta los cables eléctricos.
Pero siete años después – simbólicamente justo el día de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz – la iglesia y los corazones están radiantes de nuevo. El pequeño templo está abarrotado durante la bendición del recinto. Asisten los sacerdotes católicos y ortodoxos de la zona. Fuera, en el patio, ante los fieles la coral ortodoxa Our Lady Al-Wadi entona cantos de esperanza, paz y perdón, recuerda a los que han desaparecido, asesinados o exiliados de guerra, e invita a los cristianos a quedarse en su tierra.
“Una vez renovada la iglesia, toca renovar las piedras vivas, nuestros corazones” exhorta durante la ceremonia el P. Andrzej Halemba. El responsable de los proyectos en Oriente Medio de la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada pide a los fieles presentes: “Nuestros corazones están rotos a causa de la violencia, divididos y enfadados por lo que ha pasado en nuestras vidas, tocar ahora renovarlos con el amor de Cristo. Recemos por la paz en Siria”.
La fundación ACN ha apoyado no sólo la renovación de la iglesia de Haret Saraya, sino también de las instalaciones parroquiales y la casa del sacerdote. Se han añadido además habitaciones para huéspedes y locales comerciales en las proximidades del Crac de los Caballeros que pronto volverá a recibir visitantes. De esta forma, se apuesta por la permanencia del legado cristiano en sus lugares de origen. “ACN es el cireneo que nos sostiene y nos ayuda a llevar la cruz” declara agradecido Mons. Sawad, al final del día de fiesta.
Los proyectos de reconstrucción de las zonas cristianas del pueblo de Al-Husn, apoyados por ACN con más de 170.000 €, se enmarcan en el programa de la fundación para reconstruir las zonas cristianas afectadas por la guerra en las distintas diócesis de Siria.
Fuente y foto: ACN Colombia