Hace cinco meses conmovió al mundo la trágica muerte de una bebé de tan solo 18 meses que cayó desde el piso 11 de un crucero al vacío de la compañía Royal Caribbean, el cual se encontraba anclado al Muelle Panamericano, del Puerto de San Juan (Puerto Rico).
La menor Chloe Wiegand cayó desde el piso 11 de la embarcación Freedom of the Seas en medio de confusos hechos cuando su abuelo la cargaba en los brazos y la pequeña se recostó en uno de los ventanales y se precipitó al suelo del muelle.
Mientras Royal Caribbean ha argumentado que se trata de una imprudencia del adulto mayor, quien es procesado por la justicia de Puerto Rico por homicidio negligente; la familia de la pequeña Chloe ha señalado como culpable único a la compañía de cruceros por negligencia, razón por la que la demandó.
De acuerdo con lo que ha trascendido de dicha acción judicial contra Royal Caribbean, la familia argumenta que la empresa de cruceros incumplió los estándares de seguridad respecto a los ventanales del barco porque no tenía ninguna advertencia de que abrían hacia el exterior.
Para soportar esta prueba, usarían las fotos del día del accidente además de ejemplos de otros cruceros que, según ellos, sí cumplen con dichas normas de advertencia.
En la demanda piden a Royal Caribbean una compensación económica por los daños psicológicos que causó la muerte de la pequeña tanto a sus padres como a su abuelo que ha estado a punto de querer acabar con su vida al sentirse responsable de lo sucedido.
Sobre dicha demanda, la compañía de cruceros ha afirmado a medios internacionales que no ha sido notificada y por tanto no se pronunciará.
El abogado Michael Winkleman, quien defiende a la familia de la pequeña, detalló hace un tiempo que el abuelo no la asomó al ventanal sino que la subió en la baranda de la zona de juegos de niños y la menor se recostó en el ventanal que estaba abierto por lo que cayó al vacío sin que su abuelo pudiera hacer nada.