Al menos cinco civiles murieron, entre ellos tres niños, este sábado en un ataque aéreo ruso en un pueblo del noroeste de Siria, indicó una oenegé.
«Un avión ruso efectuó un ataque pasada medianoche en el pueblo de Bala ubicado en el oeste de la provincia de Alepo, matando a cinco civiles, entre ellos tres niños», informó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).
«Un hombre, su esposa y sus dos hijas se encuentran entre las víctimas«, indicó a la AFP el director de la OSDH, Rami Abdel Rahman.
El OSDH, que dispone de una amplia red de fuentes en la zona en guerra en Siria, determina los autores de los ataques a partir del tipo de avión utilizado, el lugar del operativo, el plan de vuelo y las municiones utilizadas.
Ayudadas por la aviación rusa, las fuerzas del régimen del presidente Bashar al Asad reanudaron en los últimos días los bombardeos en la región de Idlib y sectores de las vecinas provincias de Alepo y Lataquia, que son controladas por los yihadistas de Hayat Tahrir Al Sham (HTS, exfilial siria de al Qaida). En esas zonas también están presentes otros grupos rebeldes.
Estos ataques tienen lugar a pesar de la tregua patrocinada por Rusia, aliada de Damasco, y Turquía, que apoya a algunos rebeldes.
En un hospital en el oeste de la provincia de Alepo, un corresponsal de la AFP vio los cuerpos de dos niños cubiertos de frazadas y colocados en el suelo.
Las víctimas fueron transportadas a ese lugar por los cascos blancos -socorristas que operan en zonas rebeldes-, según ese corresponsal.
En Bala, podía verse un gran cráter cerca de una casa de dos pisos, con restos de una ventana desparramados en el piso.
Según el OSDH, la aviación rusa llevó adelante ataques en la noche del viernes al sábado contra varios pueblos del oeste de Alepo y la vecina provincia de Idlib.
Esta ONG informó que 28 civiles, entre ellos ocho niños, murieron en bombardeos desde el miércoles, mientras que 58 combatientes pro-régimen y 67 yihadistas lo hicieron en enfrentamientos.
En forma paralela, nueve civiles murieron y 30 resultaron heridos por cohetes lanzados por yihadistas sobre barrios de la ciudad de Alepo bajo control el régimen.
El conflicto en Siria, que empezó en 2011 con la represión de manifestaciones prodemocráticas en Damasco, dejó más de 380.000 muertos, entre ellos 115.000 civiles, y millones de desplazados y refugiados.