El número de muertos en deslizamientos de tierras y derrumbes de casas causadas por el violento temporal que azota desde hace días a Minas Gerais, en el sudeste de Brasil, subió este domingo de 30 a 37, en una nueva tragedia que deja miles de desalojados en tres estados.
Según el último parte divulgado este domingo por la Defensa Civil local, el número de desaparecidos se mantiene en 17 y el de heridos subió de 7 a 12.
Cerca de 12.000 personas están «desalojadas o desabrigadas» por este temporal que afecta a 58 municipios del estado, la mayoría de ellos declarados en emergencia por las autoridades, entre ellas la capital Belo Horizonte.
Los aguaceros afectan, con miles de desalojados, también a los estados vecinos de Rio de Janeiro y Espirito Santo (sudeste), donde hace una semana murieron nueve personas.
Las imágenes tomadas en el terreno y desde el aire dan una idea de la magnitud del desastre: deslizamientos de tierras, casas derrumbadas, árboles y postes de electricidad caídos, ríos desbordados y barrios inundados en varios municipios.
El último boletín no detalla las identidades de los fallecidos, ni si entre ellos hay extranjeros, y las condiciones en que perecieron.
Pero en su gran mayoría las víctimas murieron soterradas por aludes de tierra o el derrumbe de casas en los cerros, a menudo construidas de manera irregular.
«Una tragedia no anunciada»
Uno de los últimos cuerpos encontrados bajo los escombros fue el de una mujer en Vila Bernadete, un barrio de la periferia de Belo Horizonte, donde seis personas murieron en un derrumbe tras un deslizamiento que afectó a siete casas en una pendiente.
En ese lugar los bomberos, que retomaron las tareas de rescate a primera hora de la mañana de este domingo, seguían buscando sin tregua a un desaparecido entre la mezcla de lodo y escombros, constató un fotógrafo de la AFP.
El conductor de aplicación Audemar Carneiro, de 51 años, es vecino de las casas que cedieron y amigo los fallecidos.
«Aquí nunca había acontecido algo sí, era un lugar bastante seguro, fuera de la zona de riesgo. En los últimos dias llovió mucho. Fue una tragedia no anunciada», explica.
Carneiro es uno de los cerca de 12.000 desalojados, y desde hace dos noches está duermiendo en casa de un amigo.
Riesgo de nuevos deslizamientos
Las lluvias dieron una pequeña tregua este domingo, pero las autoridades prolongaron hasta el próximo viernes el alerta por riesgo de nuevos deslizamientos en varios municipios del área metropolitana de Belo Horizonte. También pidieron a los desalojados en las zonas de riesgo que no vuelvan a sus casas «hasta nuevo aviso».
La región está siendo castigada por las peores lluvias desde que se tiene registro. El Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) informó que entre las 09H00 del jueves y las 09H00 del viernes, Belo Horizonte acumuló 171,8 milímetros de lluvia, el mayor registro en 110 años de medición histórica.
Varias carreteras están cortadas por las inundaciones y decenas de puentes colapsaron.
Fuertes chubascos causaron también inundaciones en siete ciudades del norte y noroeste del estado de Rio de Janeiro, vecino de Minas Gerais, después de que se desbordaran tres ríos, sin reportes de muertos o heridos. Según datos divulgados por la prensa local este domingo, unas 6.000 personas fueron desalojadas.
Espírito Santo, otro estado vecino, fue azotado hace una semana por violentos temporales que dejaron nueve muertos y varios muncipios inundados. El número de desalojados subió este domingo a 8.000.
Esta nueva tragedia en Minas Gerais coincide con el primer aniversario el sábado de la rotura de un dique minero de Vale en la localidad de Brumadinho, que dejó 270 muertos (11 de ellos desaparecidos) por el torrente de lodo que sepultó la zona.
Debido a las lluvias, la minera informó el domingo por la noche que elevó al segundo nivel de alerta por riesgo de rotura -de los tres posibles- del dique Sul Inferior, del complejo minero Gongo Soco (100 km al este de Belo Horizonte), por «una erosión en la parte interna», si bien aseguró que se mantiene «estable».
La compañía recordó que los habitantes de esa zona ya fuero realojados en zonas seguras en febrero, cuando otro dique de este complejo pasó a nivel tres, de riesgo de rotura inminente.