Fotografía de Referencia
Pero el comendador era un funcionario corrupto y que abusaba de su pueblo. En cambio, Juan Sebastián no tenía sino siete meses y todavía vivía en el seno materno. Allí se sentía seguro pues estaba bajo el cuidado más íntimo que puede tener un ser humano, el vientre materno. Él no pidió que lo trajeran a la vida, pero lo llamaron y poco a poco se fue presentando para darle tiempo a sus padres de ilusionarse, de buscarle un nombre, de arreglarle un cuarto, de comprarle una ropa y algunos juguetes.
El comendador, como muchos políticos, seguramente era un aparecido que no buscaba sino explotar a la gente. Pero Juan Sebastián, no. Quería alegrar la vida y quería descubrir la propia. Pero apareció la mano asesina y todo terminó para él. Y muchas cosas negativas comenzaron para su mamá, para su papá, para toda su familia y para toda la gallada que se unió para atacarlo y darle muerte.
En Holanda, la eutanasia se ha salido tanto de madre, que ahora se dice que en ese país se extinguió la misericordia. Este procedimiento homicida se cierne como una amenaza, ya no solo sobre ancianos, sino incluso sobre niños, sobre gente deprimida, sobre personas que están cansadas de la vida. Pues ese fin de la misericordia ha tocado también a nuestra nación con hechos tan abominables como la muerte de este niño, en nombre de una ley escrita para cobardes que son incapaces de afrontar sus responsabilidades. Una ausencia de la más mínima humanidad que ni siquiera fue capaz d escuchar al padre de la creatura, quizás por ser hombre, cosa que para esta gallada de fuenteovejunos es sinónimo de agresor y explotador. Son muchas las personas que nacieron a los siete meses y que hoy gozan de cabal salud y felicidad. ¿A quién se le ocurre pensar que, por el hecho de estar en el seno materno, teniendo siete meses de gestación, no está tan vivo y no tiene tanta identidad y derechos como cualquier nacido de mujer? Miserables los que dieron muerte a este niño.
Y también de una cobardía inmensa la actitud de los medios de comunicación para poner sobre sus mesas de trabajo un tema tan doloroso y cruel. Cambiaron el contenido por el uso del avión presidencial, por el allanamiento a Avianca. Volvieron el asesinato una sigla: IVE. Escondieron los nombres de los autores de esta masacre infantil, aunque gastaron páginas enteras con los niños bombardeados, los cuales al menos habrían podido atrincherarse. ¿Para qué Bienestar Familiar, para qué Pro(¿?) familia (¿?), para qué Procuraduría, para qué médicos, para qué Defensor del Pueblo, para qué Ministra de Justicia, para qué medios de comunicación que alardean tanto de ser héroes de la vida, si nadie fue capaz defender esta vida frágil y a punto de conocer la luz? Podríamos firmar un tratado con Holanda y otras naciones en las cuales se extinguió la misericordia y creo que en esto ocuparíamos los primeros lugares. Llámenlo como quieran, pero en realidad se cometió un crimen. En Colombia quedará sin castigo. En el cielo no.
Texto realizado por Rafael De Brigard, Pbro / Artículo tomado de www.elnuevosiglo.com.co