En la noche del 26 de febrero de 1990 un grupo de hombres armados disparó contra varias personas en un restaurante de Cimitarra, en el departamento de Santander. Entre las víctimas estaba la periodista Silvia Duzán, quien se encontraba en la población haciendo un documental para la televisión inglesa sobre las acciones de la población civil afectada por la violencia de grupos ilegales.
Treinta años después no se ha avanzado en la investigación, ni se conoce la identidad de los autores del crimen de la comunicadora.
El Magdalena Medio se convirtió, en la década de los 80, en uno de los escenario de disputa territorial más cruento por parte de los grupos armados ilegales. La población, en medio del fuego cruzado, sufrió las consecuencias de esa confrontación entre los grupos paramilitares y las guerrillas.
En 1987, en uno de los primeros ejercicios de resistencia civil desarmada por parte de la población civil en Colombia, se creó la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC,) y se concretó un pacto humanitario de no agresión con los grupos ilegales, buscando evitar que las personas ajenas al conflicto siguieran siendo afectados.
Esa manifestación pacífica y ese acuerdo motivaron el interés de algunos medios de comunicación cuando se iniciaba el año de 1990. Silvia Duzán, una periodista cuya carrera se había construido en medio de la valentía cubriendo especialmente la violencia urbana en ciudades como Bogotá y Medellín, partió hacia Cimitarra para entrevistar a los líderes del movimiento campesino que había logrado la defensa de los derechos de la comunidad.
El mismo día que llegó a la población en Santander, cuenta la abogada Angela Caro, el pacto que había durado tres años se rompió pues “siendo aproximadamente las 9 de la noche de ese 26 de febrero de 1990 en el restaurante La Tata, se presentan sujetos desconocidos que dispararon varias veces”.
La abogada Caro, al frente del caso para esclarecer el asesinato de Silvia Duzán, Josué Vargas, Saúl Castañeda y Miguel Barajas, entonces líderes de la ATCC, revela que “a lo largo de la investigación se ha podido identificar que estos sujetos hacían parte de grupos paramilitares que ejercían control en la zona y que los hechos se dieron como una retaliación, precisamente porque ellos sindicaban a los campesinos como miembros de grupos subversivos”.
El trabajo de Silvia Duzán en Cimitarra hacía parte de un documental para la televisión inglesa. La periodista estaba acostumbrada a contar historias en el terreno y con sus protagonistas. Tres décadas después de su asesinato no se ha avanzado en la investigación. Aún se reclama a las autoridades por el esclarecimiento del asesinato que fue declarado crimen de lesa humanidad.
“Consideramos que esta decisión se toma de manera tardía pues el crimen lleva 30 años en completa impunidad pues la Fiscalía no ha investigado, ni judicializado a todos los responsables de este crimen” advierte Angela Caro, quien también es asesora legal de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip).
Con el asesinato de Silvia Duzán y de los líderes campesinos en Cimitarra, se inició un nuevo periodo de violencia mucho más fuerte en la zona del Magdalena Medio, mientras se concretaban varios de los cambios políticos más importantes de la historia del país en 1990.
Texto realizado por Javier Jules / Artículo tomado de RCN RADIO.