El estado de emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus ha quedado extendido en Japón hasta el 31 de mayo, mientras el Gobierno de Shinzo Abe está pidiendo a los nipones que se preparen para adoptar a partir de ahora lo que calificó como un «nuevo estilo de vida».
«Este es el mes para parar la extensión de la infección y para preparar los siguientes pasos», afirmó hoy Abe en una rueda de prensa para explicar la decisión de extender la alerta sanitaria que estaba vigente inicialmente hasta el próximo miércoles.
«Mayo es el mes para tener el asunto bajo control», insistió.
Japón entró en estado de emergencia sanitaria el pasado 7 de abril, aunque las restricciones concretas en la vida de los nipones fueron adoptadas por las autoridades locales a partir de la guía básica planteada por el Gobierno central.
En ciudades como Tokio, los movimientos de sus ciudadanos no están totalmente restringidos, aunque prácticamente se ha anulado la vida nocturna, se han cerrado escuelas, teatros, cines y estadios, pero no los parques para hacer ejercicio.
Todo ello en medio de llamamientos, reiterados hoy por Abe, para «permanecer en casa», evitar salidas innecesarias y, sobre todo, observar el distanciamiento social para reducir el contacto interpersonal entre un 70 y un 80 %, según quiere el Gobierno.
La idea, señaló Abe, es que los nipones eviten los espacios cerrados, los lugares concurridos y los contactos cercanos entre las personas, y se vayan acostumbrando para que parte de estas medidas perduren más allá de la extensión de la pandemia.
El país, dijo hoy Abe, debe acostumbrarse a «una nueva vida cotidiana».
La pandemia, que llegó a Japón a mediados de enero, ha contagiado en el país a 15.057 personas y ha causado la muerte de 510, según el último saldo oficial.
En Tokio, una ciudad de unos 14 millones de habitantes, se han registrado 4.568 contagios y han muerto 145 personas.
El jefe del Gobierno explicó que a pesar de las medidas especiales aplicadas desde abril pasado los esfuerzos «no han sido suficientes» y cerca de 10.000 personas están recibiendo atención médica por el COVID-19.
El estado de emergencia que ha sido extendido hoy permite a las autoridades, entre otras cosas, restringir el movimiento de sus ciudadanos, reservarse la compra de medicamentos o alimentos y usar instalaciones privadas para atención médica en caso de necesidad.
Es la primera vez que se aplican estas medidas especiales, que distan mucho del confinamiento aplicado en los países más afectados por la pandemia, y que además no acarrean sanciones de ningún tipo, aunque sí señalamientos públicos en el caso de empresas.
Como parte de estas medidas, las autoridades de Japón mantienen la prohibición de entrada en el país de decenas de naciones y está pidiendo a los ciudadanos nipones que sólo viajen a esos lugares en caso de que sea absolutamente necesario.
En su rueda de prensa, Abe aprovechó para ensalzar el trabajo de los trabajadores sanitarios y evitar actos de discriminación que surgieron el mes pasado, y también pidió ser tolerantes con personas que han sido infectadas y quienes las rodean.
El primer ministro anunció la extensión del estado de emergencia en medio de una época que se conoce como «Semana Dorada» porque es festivo desde hoy y hasta el miércoles, una época en la que los japoneses aprovechan para juntarse con familiares distantes.
Ahora tendrán que hacerlo «virtualmente», dijo Abe, quien insistió en que el «nuevo estilo de vida» debería adoptarse en el futuro para que sirva como guía en los comportamientos sociales.
Abe explicó en la rueda de prensa que el 14 de mayo habrá una reunión de expertos para revisar la situación y, si llegan a recomendarlo, incluso podría levantarse el estado de emergencia antes del 31 de mayo.
«Estamos en la senda para tener esta situación bajo control», dijo Abe, que se inclinó levemente como disculpa ante sus ciudadanos por las restricciones que se están fijando para cambiar sus costumbres y su estilo de vida.