Aunque los científicos creen que el coronavirus de la COVID-19 puede tener su origen en los murciélagos, estos oscuros mamíferos alados aún se encuentran a la venta en los mercados de animales salvajes de la isla indonesia de Célebes.
Los defensores de los animales llevan años pidiendo el cierre de este tipo de mercados, principalmente el de Tomohon, el mayor de Célebes conocido por la venta de murciélagos, serpientes, ratas silvestres, perros y gatos para el consumo de su carne.
«Hemos hecho campaña contra el tráfico de animales salvajes en el mercado de Tomohon, pero no solo aquí, sino en la mayoría de los mercados del norte de Célebes donde se comercia con animales salvajes», indicó a Efe Billy Lolowang, activista de la ONG local Tasikoki.
El activista explicó que ahora es raro encontrar animales como los macacos en este tipo de mercados porque son una especie protegida y que la mayoría se venden una vez sacrificados, salvo los perros y gatos, que en ocasiones se comercian vivos.
Las campañas de la ONG tienen el objetivo principal de preservar las especies protegidas, pero también alertar del riesgo de que los animales sean portadores del virus como el SARS-CoV-2, causante de la COVID-19.
«Así que el riesgo es la zoonosis, las enfermedades que pueden transmitirse entre animales y humanos», aseveró Lolowang en conversación telefónica desde el norte de Célebes, situada en el centro del extenso archipiélago indonesio.
El activista afirmó que el origen del consumo de animales salvajes puede deberse a los ancestros cazadores de los habitantes de algunas partes de la isla, así como la costumbre de incluir carne exótica en los banquetes.
«Normalmente se sirve carne inusual de murciélago, serpiente, cuscú (un tipo de marsupial) y monos», precisó.
En su opinión, algunos temen comer murciélago tras la epidemia, pero otros piensan que en Indonesia no ha ocurrido nada parecido a pesar de que llevan muchos años consumiendo carne silvestre y consideran que es un problema exclusivo de China, supuesto origen de la COVID-19.
Los científicos creen que el origen del SARS-CoV-2 pudo haber sido un murciélago, aunque la hipótesis es que el contagio humano ocurriera a través de un animal intermediario en el mercado de especies salvajes de la ciudad china de Wuhan.
Además, la forma más plausible de infección es que el animal en cuestión estuviera vivo o fuera carne poco cocinada.
La zoonosis del SARS, otro tipo de coronavirus que afectó a China y otros países asiáticos en 2002 y 2003, vino del murciélago a través de la civeta como animal intermediario, mientras que el MERS que se propagó en Oriente Medio en 2012 saltó a los humanos a través probablemente del dromedario.
Las autoridades chinas prohibieron a finales de febrero el consumo de animales salvajes de forma temporal y están estudiando una ley para erradicar totalmente esta práctica.
En Indonesia, el Gobierno prohíbe la caza y consumo de animales salvajes protegidos, pero no regula la venta de otro tipo de especies silvestres en mercados como el de Tomohon.
«No está permitido consumir, cazar, tener de mascota o traficar con animales salvajes sin licencia, pero no estamos autorizados a cerrar el mercado», señaló Lu’lu’ Agustina, responsable de Bioseguridad del Ministerio de Medio Ambiente indonesio.
Agustina aseguró que el cierre de este tipo de mercados corresponde a las autoridades locales y no al Gobierno central.
Texto realizado por Agencia Efe / Artículo tomado de RCN RADIO