Partidaria de la mano dura contra el narcotráfico, la vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez, ocultó por décadas que su hermano estuvo preso por ese delito en Estados Unidos avivando una tormenta que empezó en plena pandemia, cuando una empresa suya terminó enredada con un narco.
La primera mujer en ocupar el segundo mayor cargo de Colombia ha pasado buena parte de la emergencia del nuevo coronavirus defendiéndose de revelaciones periodísticas que paradójicamente la relacionan con la actividad que más ha condenado en su larga vida pública.
Hermano narco
El portal La Nueva Prensa destapó uno de los secretos mejor guardados en torno a Ramírez. Su hermano Bernardo fue condenado en 1997 a casi cinco años de prisión por traficar heroína de Aruba a Miami (EEUU).
El hombre lideró una operación en la que dos personas tragaron cápsulas de heroína y la transportaron en sus estómagos.
La actual vicepresidenta y su esposo pagaron la fianza de 150.000 dólares, según reveló el sitio.
A raíz de la divulgación del reportaje, Ramírez se vio obligada a aceptar el caso que no había trascendido públicamente aunque matizó que había informado de los hechos a quienes «debían conocerlos» en distintos momentos de su vida laboral.
«Vivimos con mucho dolor su circunstancia, pero también lo acompañamos con el amor de hermanos, como lo hicieron mis padres, porque los lazos de la familia no desaparecen frente a la adversidad y la vergüenza», indicó en un comunicado el jueves.
La excandidata presidencial recibió el respaldo del presidente Iván Duque y de los exmandatarios Andrés Pastrana (1998-2002) y Álvaro Uribe (2002-10), en cuyos gobiernos fue ministra de Comercio Exterior y de Defensa, respectivamente.
«La señora vicepresidenta ha sido una mujer muy eficaz y totalmente transparente», dijo Uribe a la emisora La FM.
Pero el líder opositor Gustavo Petro exigió su renuncia por sus supuestas relaciones con narcos y por pagar por la «liberación» de un narcotraficante.