Ecuador, que roza los 4.000 muertos y los 48.000 casos por la pandemia, extendió hasta el 13 agosto el estado de excepción que rige desde marzo en el país para frenar la expansión del coronavirus.
«Firmé el Decreto 1074, que declara el estado de excepción en el país por 60 días más», expresó el martes el presidente Lenín Moreno a través de su cuenta de Twitter.
«Si bien las medidas que hemos tomado han dado resultado frente a la pandemia del COVID-19, no debemos bajar la guardia», añadió el mandatario.
Ecuador, con 17,5 millones de habitantes, es de los más afectados de la región por la pandemia con 47.943 contagios, incluidos 3.970 muertos (23 fallecidos por cada 100.000 habitantes), de acuerdo al reporte del martes. El gobierno ecuatoriano también reporta alrededor de 2.683 muertes probables por el coronavirus.
Por la cifra de víctimas fatales, el país ocupa el cuarto lugar en la región detrás de Brasil (43.959), México (17.580) y Perú (6.860), según cifras oficiales.
Moreno decidió mantener la medida por «calamidad pública» ante la presencia de la COVID-19 y la «emergencia económica sobreviviente a la emergencia sanitaria que atraviesa el Estado», según un decreto divulgado por la secretaria de Comunicación hacia la medianoche del lunes.
Tras ser declarada la presencia del virus en febrero, el presidente ordenó el estado de excepción por 60 días el 16 de marzo y luego lo renovó por otros 30, como le permite la Constitución.
El mecanismo permite al Ejecutivo mantener medidas de restricción, incluidos el toque de queda, la movilización de las Fuerzas Armadas y la suspensión de derechos como la libertad de reunión ante la pandemia.
Demanda de camas hospitalarias
A pesar de que desde mediados de mayo empezó a aliviar las medidas de confinamiento, el Ejecutivo mantiene el cierre de las fronteras terrestres y la suspensión de clases presenciales. Asimismo, impone un plan ‘semáforo’ de tres niveles para medir los riesgos causados por la pandemia.
La gran mayoría de los 221 cantones del país están en el nivel amarillo, que establece el toque de queda de ocho horas diarias, permite la circulación de vehículos particulares tres días por semana, el trabajo presencial con un 50 % del personal y la reanudación parcial del transporte público.
En ese grado figuran el puerto de Guayaquil, foco de la pandemia en Ecuador con casi 10.000 infectados, y Quito, la segunda ciudad con más casos, alrededor de 5.000.
Tras lo peor de la pandemia en Guayaquil, entre marzo y abril, periodo en el que colapsaron los sistemas hospitalario y funerario, la pandemia amenaza ahora a la capital ecuatoriana.
«No se puede esconder el hecho de que hay mucha más demanda de camas, tanto de hospitalización como de unidad de cuidados intensivos, en la mayoría de los hospitales de Quito», manifestó el martes el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, al canal Teleamazonas. «Los contagios aumentaron hace tres o cuatro semanas» en la ciudad, añadió el ministro.
El funcionario tampoco descartó la posibilidad de un nuevo brote en Guayaquil, capital de la provincia de Guayas y en la que se concentra un 38 % de los casos (14.680) y 1.499 fallecidos por el virus.
Un 30% de los cantones continúa en rojo, con toque de queda de once horas al día y prohibición del trabajo presencial. El nivel verde, en el que están apenas dos cantones, restringe la libre circulación cinco horas por día y autoriza la jornada laboral con 75 % de empleados.
Ecuador además reanuda de manera progresiva desde hace dos semanas los vuelos domésticos e internacionales.
Texto realizado por Agencia Efe/ Artículo tomado de RCN RADIO.