La Diócesis de Pyongyang, en la capital de Corea del Norte, será consagrada a Nuestra Señora de Fátima, anunció el 25 de junio el Cardenal Andrew Yeom Soo-jung, Arzobispo de Seúl, en una ceremonia de conmemoración del comienzo de la Guerra de Corea hace exactamente setenta años, y en un momento en el que vuelve a aumentar la tensión en la península.
Mons. Yeom Soo-jung se refirió en dicha ocasión a la importancia de la paz y la concordia en la península de Corea, y recordó a los aproximadamente tres millones de muertos por la guerra que estalló el 25 de junio de 1950, así como la tragedia de los refugiados, el drama de las familias separadas y la persecución de los cristianos por el régimen norcoreano.
El anuncio de la consagración de la diócesis de Pyongyang fue el momento más significativo de la celebración eucarística en la catedral de Myeongdong en Seúl, donde este año se rezó por la reconciliación del pueblo coreano.
Este aniversario llega en un momento de especial tensión, ya que los responsables del régimen norcoreano han cortado todos los canales de comunicación con el sur, y el 16 de junio volaron, en Kaesong, el edificio que servía de oficina de enlace entre las delegaciones de ambos países.
De hecho, ambos países siguen estando técnicamente en guerra y existe una amenaza constante por parte del régimen de Pyongyang de desarrollar nuevas armas de destrucción masiva.
El aumento de la tensión de las últimas semanas aviva el riesgo de un enfrentamiento militar directo, y supone un profundo retroceso en el camino hacia la reconciliación iniciado en los últimos años entre ambos países, proceso que culminó con la Declaración de Panmunjom en abril de 2018 del presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, y del líder de Corea del Norte, Kim Jong-un.
La Iglesia Católica ha estado particularmente comprometida con el proceso de paz en la península de Corea. Como señal de ello, desde diciembre del año pasado y hasta el 28 de noviembre, se celebra todos los días en Corea del Sur una Misa por la paz. La iniciativa fue tomada en noviembre por los obispos de Corea del Sur reunidos en sesión plenaria de la conferencia episcopal.
El conflicto de Corea fue uno de los episodios más sangrientos de la llamada Guerra Fría, con el mundo dividido en dos bloques ideológicos. El régimen de Pyongyang fue apoyado principalmente por China, mientras que el de Seúl lo fue por Estados Unidos. Los combates se suspendieron en 1953 con un armisticio, por lo que los dos países siguen técnicamente en guerra.
Además de la amenaza de un conflicto militar en la península de Corea, la cuestión de la libertad religiosa divide también los dos países. Según el último informe de la fundación pontifica ACN sobre la persecución de los cristianos, publicado en octubre del 2019, “Corea del Norte es considerado generalmente el lugar más peligroso del mundo para ser cristiano”, afirmando que la práctica religiosa del cristianismo, que se considera «occidental”, es “severamente castigada» en este país.
Según la fundación pontificia ACN existen testimonios de personas que han huido de Corea del Norte que señalan que los cristianos que son descubiertos por el régimen “se enfrentan a la tortura”, y que muchos son “enviados a campos” de trabajos forzados destinados principalmente a prisioneros políticos.
Según el informe de ACN, “podría haber entre 50.000 y 70.000 cristianos en esos campos”, lo que equivaldría a cerca de la mitad de los prisioneros. “Ejecuciones extrajudiciales, trabajos forzados, tortura, persecución, hambre, abusos, abortos forzados y violencia sexual” son algunos de los abusos a los que son sometidos los cristianos cuando son atrapados por la estrecha red de vigilancia del régimen norcoreano.
Fuente y foto: ACN Colombia