Algunas iglesias católicas reabrieron este domingo en Ciudad de México con medidas de seguridad como la distancia entre los feligreses, el uso obligatorio de cubrebocas y la medición de temperatura para evitar contagios de coronavirus.
«Sabemos que esto será algo gradual y tendremos mucho cuidado», dijo a la prensa Monseñor Salvador González, obispo auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México. «Nos llena de alegría recibir a los fieles».
González habló con la prensa en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México antes de la habitual misa de las 12 del día, en la que se congregaron unas 30 personas.
La Iglesia explicó que en ese recinto, ubicado en el corazón de la capital mexicana, se realizan varias misas a lo largo del día con algunas de ellas congregando hasta unas 500 personas. Por la pandemia, ahora solo 100 personas como máximo podrán asistir.
Las iglesias permanecían cerradas en la capital desde el pasado 23 de marzo para evitar contagios. Otras ciudades como Guadalajara, en el occidental estado de Jalisco, ya habían abierto en junio también con medidas de seguridad.
Por disposición del gobierno de Ciudad de México, ahora las iglesias solo pueden celebrar misas pero no realizar bautizos, XV años o bodas, y los templos que están en barrios con semáforo rojo -que implica un alto número de contagios-, deberán permanecer cerrados.
Durante la misa, los feligreses recibieron la hostia en la mano en lugar de la boca, y el saludo de paz entre ellos se transformó en una reverencia a la distancia. Unas pantallas les recordaban continuamente las medidas de seguridad, como el uso de cubrebocas.
«Pedimos por todas las personas que han sido afectadas por esta pandemia», dijo durante la misa uno de los sacerdotes. «Te pedimos que el virus del covid-19 ya no haga más daño».
En tanto, en la Basílica de Guadalupe -que atrae millones de fieles cada 12 de diciembre, cuando se celebra a la Virgen- había decenas de personas haciendo fila para poder ver la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Todos deben utilizar cubrebocas y pasar por un escáner de temperatura corporal para poder entrar al templo.
Lucio Cruz, un obrero de 53 años, llevó una imagen de San Miguel Arcángel y un cirio a bendecir, un plan que no pudo hacer en Semana Santa por el cierre de los templos.
«Siempre he venido, he extrañado porque sí estaba cerrada, no había gente», dijo. «Traje mi San Miguel y mi cirio porque no había podido venir».
México, el segundo país con más bautizados católicos después de Brasil, ha sido fuertemente golpeado por la pandemia del coronavirus y registra hasta el momento 385.036 casos confirmados de la enfermedad y 43.374 defunciones.