El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, le puso más leña al fuego en la polémica desatada por la obligatoriedad o no de la vacuna para combatir el nuevo coronavirus y afirmó que en su casa solo su mascota es obligado a recibir los antivirus.
«Buenas noches a todos. La vacuna obligatoria aquí solo es para Faisca (chispa)», escribió Bolsonaro en su perfil de Twitter posando en una foto al lado de su perro, en una afirmación que fue interpretada como provocación en medio de la disputa ideológica que mantiene con el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria.
La afirmación de Bolsonaro se da un día después de que la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) de Brasil, órgano regulador, autorizara la importación de seis millones de dosis de la vacuna Coronavac, desarrollada por el laboratorio chino Sinovac y que en Brasil es probaba por el estatal Instituto Butantán.
La decisión de la Anvisa se produjo después del veto de Bolsonaro a la compra de 46 millones de dosis, que había sido anunciada por el ministro de Salud, el general Eduardo Pazzuello, creando un malestar en el Ejecutivo.
A pesar de la importación de las seis millones de dosis, la Anvisa aclaró que todavía no significa que el Instituto Butantán, un centro inmunológico referente del país y que forma parte del Gobierno regional de Sao Paulo, esté autorizado para aplicarlas en la población.
Brasil, con casi 157.000 muertes y 5,4 millones de casos por el covid-19, es uno de los tres países del mundo más afectados por la pandemia, junto a Estados Unidos y China.
El regulador indicó que la importación de las otras cuarenta millones de dosis no envasadas, consideradas como materia prima para la producción local de la vacuna, está en trámite y la autorización depende del cumplimiento de algunos requisitos técnicos que restan por parte del Instituto Butantán.
Mientras Bolsonaro se opone a la obligatoriedad de la vacuna, Doria, un antiguo aliado y ahora potencial rival político de cara a las elecciones presidenciales de 2022, insiste en tornarla obligatoria para toda la población de Sao Paulo, estado de 46 millones de habitantes y el más golpeado por el coronavirus.
Sobre el polémico asunto, el magistrado Ricardo Lewandowski anunció el viernes que llevará al plenario del Supremo Tribunal Federal (STF), la corte máxima del país, el debate judicial de tres procesos sobre la obligatoriedad o no de la vacuna.
Bolsonaro, que apuesta por la vacuna desarrollada por el laboratorio anglo-sueco AstraZeneca y la universidad británica de Oxford, autorizó la liberación de recursos para la compra de noventa millones de dosis. Además de esas dos vacunas, en el país se prueban la europea de la multinacional Johnson & Johnson, la del consorcio BioNTech (Alemania) y Wyeth/Pfizer (Estados Unidos) y otra de origen sintético que está siendo desarrollada por la farmacéutica estadounidense Covaxx y la red de laboratorios brasileños Dasa.
La vacuna rusa Sputnik V, por ser desarrollada totalmente fuera del país, no tiene voluntarios y su autorización de comercialización se dará con el «registro» que se otorgará «después de cumplir con todas las exigencias», apuntó la Anvisa, que acompaña las negociaciones de los estados de Bahía y Paraná (sur) con Rusia.
El estado de Bahía (nordeste) también tiene un acuerdo preliminar con la estatal china Sinopharm para probar dos antivirus de ese laboratorio que están siendo desarrollados en Pekín y Wuhan.