La fecha establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), tiene como objetivo concientizar a las personas de todo el mundo sobre los daños físicos y psicológicos que produce el consumo de este tipo de sustancias en nuestro organismo.
El alcohol en grandes cantidades genera patologías como cáncer de hígado, cáncer de boca, garganta y también está asociada con problemas cardiovasculares como infarto del miocardio e infarto cerebrales, entre otras. De igual manera, el abuso del alcohol genera problemas mentales, y es el factor que predispone más a la violencia intrafamiliar, al consumo de sustancias psicoactivas y al intento de suicidio.
El consumo de bebidas alcohólicas en las reuniones sociales es frecuente en muchos lugares del mundo, pero puede tener consecuencias sanitarias y sociales negativas relacionadas con sus propiedades tóxicas y la dependencia que puede producir.
Además de las enfermedades crónicas que pueden contraer quienes beben grandes cantidades de alcohol a lo largo de varios años, el consumo de alcohol también se asocia a un aumento del riesgo de padecer afecciones agudas, tales como las lesiones, y en particular las provocadas por accidentes de tránsito, trae divorcio y violencia intrafamiliar.
En el siglo XX el alcoholismo es declarado como enfermedad y hoy en día sigue siendo el responsable de 3 millones y medias de muerte cada año, principalmente porque se sigue combinando con la conducción, acarreando terribles accidentes que no solo le ciegan la vida a la persona que se encuentra bajo sus efectos, sino también a múltiples inocentes que se atraviesan a su paso.
Según informes de la OMS, los países que encabezan la lista del mayor consumo de alcohol anual son Chile con 9,6 litros al año por persona, Argentina con 9,3 litros al año por persona y Venezuela con 8,9 litros al año por persona.
El alcohol también causa grandes daños cuando se consume en el periodo de gestación, cuando el bebé está en el vientre de su madre está protegido por la barrera hematoencefálica, sin embargo, cuando una mujer embarazada bebe alcohol, el alcohol es capaz de atravesar esa barrera exponiendo al bebé a los efectos de esta sustancia.
El resultado de esta exposición puede desencadenar que el bebé nazca con Síndrome de Alcoholismo Fetal – SAF, el cual se tiene alguna de estas características:
• Retraso en el crecimiento del bebé tanto durante la gestación como después de que ha nacido.
• Retraso en habilidades cognoscitivas que pueden implicar retraso mental, problemas del lenguaje o del comportamiento.
• Alteraciones faciales como microcefalia, caída del párpado superior, labio superior fino, nariz corta, entre otras.
• Alteraciones del esqueleto.
• Defectos del corazón. Este síndrome es irreversible y requiere que el niño y la familia tengan cuidados especiales propios de las consecuencias de la enfermedad. También puede darse que algunos niños nazcan sin que tengan todas las características propias del Síndrome de Alcoholismo Fetal, sino sólo algunas de ellas, a esto se le conoce como Efecto Alcohólico Fetal.