El pasado mes de octubre nació en Tennessee, Estados Unidos, la pequeña Molly Gibson quien llegó para ser noticia y cambiar la opinión de muchos con respecto a algunos métodos de fertilización.
Aunque Molly n tiene poco más de un mes, pudo haber nacido en cualquier momento de los últimos 28 años, ya que su embrión fue congelado en octubre de 1992 y permaneció en ese estado hasta febrero de este año, cuando Tina y Ben Gibson decidieron adoptarlo.
Se cree que el nacimiento de Molly estableció un nuevo récord, uno que anteriormente tenía su hermana mayor, Emma, como el embrión congelado por más tiempo al estar bajo estas temperaturas por 24 años.
Tina Gibson quedó embarazada de Emma y Molly con la ayuda del Centro Nacional de Donación de Embriones, una organización religiosa sin fines de lucro en Knoxville que almacena embriones congelados que los pacientes de fertilización in vitro han decidido no usar.
Las familias pueden adoptar esos embriones no utilizados, que luego se transfieren al útero de una madre adoptiva.
Antes de que Emma y Molly establecieran récords, se sabía poco sobre la viabilidad de los embriones más viejos. Y cuando descubrió que el embrión de Emma había estado congelado durante tanto tiempo, la pareja de esposos se preocupó de que la edad redujera sus posibilidades de tener un bebé.
Pero el Dr. Jeffrey Keenan, presidente y director médico del centro, le aseguró que la edad probablemente no afectaría el resultado, y, además, emitió un comunicado en el que explicaba que los nacimientos de estas dos niñas son una prueba de que los embriones no deberían descartarse porque tengan muchos años congelados.
En 2017, tras el nacimiento de Emma, Carol Sommerfelt, directora de laboratorio y embrióloga del centro, comentó a los medios de comunicación que alrededor del 75% de todos los embriones donados sobreviven al proceso de descongelación y transferencia, y entre el 25 y el 30% de todos los implantes son exitosos.
“Esto definitivamente se refleja en la tecnología utilizada todos estos años y su capacidad para preservar los embriones para ser utilizados en el futuro en un marco de tiempo indefinido», aseguró Sommerfelt.