Un prototipo de una gigantesca aeronave con la que la compañía privada aeroespacial SpaceX pretende llevar a los primeros humanos a Marte explotó este miércoles durante un aterrizaje de prueba en Texas (Estados Unidos).
El cohete destruido era un modelo conocido como Starship de casi 50 metros de largo que idealmente también transportará hasta 100 toneladas de carga al espacio.
La nave, sin tripulación, despegó de la base que SpaceX tiene en Boca Chica (Texas) y ascendió unos 12 kilómetros impulsada por tres motores tipo Raptor antes de regresar al punto de partida, donde debía aterrizar.
Sin embargo, al tocar tierra la nave explotó creando una bola gran bola de fuego.
El dueño de SpaceX, el multimillonario Elon Musk, explicó en un tuit que durante el descenso «la presión del tanque de combustible del cohete era baja», lo que causó que «la velocidad de aterrizaje fuera alta».
También dijo que SpaceX obtuvo «toda la información necesaria» de este vuelo de prueba.
Además, después de la explosión, Musk tuiteó: «¡Marte, aquí vamos!».
La compañía aeroespacial es conocida por una estrategia agresiva de avanzar con rapidez en el desarrollo de sus naves y aprender de los errores, lo que ha ocasionado varias explosiones en sus vuelos de prueba.
En los últimos tiempos SpaceX ha logrado suculentos contratos con la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) para realizar misiones de reabastecimiento de suministros y equipos de investigación a la Estación Espacial Internacional (EEI).
El más reciente llegó el pasado lunes con una cápsula Dragon que fue la primera en acoplarse automáticamente a la EEI.
Además, en noviembre SpaceX envío con éxito su primera misión operativa tripulada a la EEI.