Millones de personas celebraban este viernes unas insólitas y desangeladas Navidades, empañadas por las restricciones impuestas en muchos países para luchar contra la pandemia, cuando lo que se necesita ahora «más que nunca» es la fraternidad, según el papa.
«En este momento de la historia, marcado por la crisis ecológica y por los graves desequilibrios económicos y sociales, agravados por la pandemia del coronavirus, necesitamos más que nunca la fraternidad», declaró el pontífice argentino en su discurso navideño.
«Y esto es válido también para las relaciones entre los pueblos y las naciones«, señaló.
«Este llamado a la solidaridad se aplica especialmente con las personas más frágiles, los enfermos y todos aquellos que en este momento se encuentran sin trabajo o en graves dificultades por las consecuencias económicas de la pandemia, así como con las mujeres que en estos meses de confinamiento han sufrido violencia doméstica», añadió.
El coronavirus ha matado a más de 1,7 millones de personas en todo el mundo y los focos de contagios que siguen surgiendo revelan que, pese a las primeras vacunas, la vida no volverá rápidamente a la normalidad.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró en un mensaje de video que «las vacunas ofrecen al mundo una salida para esta tragedia», no obstante, «llevará tiempo», advirtió.
Tedros elogió los «conmovedores sacrificios» que millones de personas están haciendo al mantenerse alejadas de sus seres queridos durante la Navidad».
En Europa, una nueva cepa del coronavirus supuestamente de más rápida propagación surgió en Gran Bretaña.
Este viernes el Viejo Continente superó los 25 millones de casos confirmados. La semana pasada, Europa se convirtió en la primera región del mundo afectada con más de 500.000 muertes a causa de covid-19.
Italia impuso la víspera nuevas restricciones contra covid-19 durante el período navideño y de Año Nuevo. Es el país europeo más afectado, con casi 71.000 muertos y más de dos millones de contagios.
En Asia, las iglesias se encontraban prácticamente vacías en Corea del Sur y los fieles se congregaron online.
«Realmente es algo desgarrador verlo», dijo Park Jae-woo, miembro de la Yoido Full Gospel Church (evangelista), que normalmente acoge hasta 10.000 fieles, pero este viernes apenas recibió a 15 miembros del personal y del coro.
Y, en Filipinas, país de mayoría católica, los servicios religiosos se vieron afectados por un terremoto de magnitud 6,3, culminando una jornada caracterizada por la prohibición de reuniones y el canto de villancicos.
Tambores y gaitas en Belén
En la Basílica de la Natividad de Belén, núcleo del mundo cristiano en Nochebuena, un puñado de fieles y clérigos celebraron juntos la misa de Gallo a medianoche, buscando juntos un poco de «luz» tras un año de «tinieblas».
En la capilla aledaña a la basílica, en general atestada de gente en Nochebuena, las autoridades religiosas sólo permitieron el acceso a algunos invitados.
«No pueden darse la mano pero pueden desearse paz», dijo al final de la misa el patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa.
En Estados Unidos, donde el covid-19 sigue causando estragos con casi 3.300 muertos y 223.000 casos confirmados en 24 horas, la víspera de Navidad también estuvo marcada por la pandemia.
En su club en Mar-a-Lago, Florida, el presidente saliente Donald Trump, publicó sus deseos de fin de año en Twitter. Junto a su mujer Melania, Trump elogió el «milagro navideño» del inicio de la campaña de vacunación, que ya ha permitido administrar una primera dosis a un millón de estadounidenses, según autoridades.
«Triste año»
Australia, que este año fue citada varias veces como ejemplo de buena gestión sanitaria, se enfrenta actualmente a un repunte de casos en el norte de Sídney, cuyos habitantes sólo podrán invitar a sus a casas a diez adultos, o cinco si viven en «el epicentro» del foco de contagios.
En el noreste de Siria, controlado por los kurdos, los habitantes ignoraron la pandemia y asistieron a una ceremonia de iluminación de un abeto en barrio cristiano, bajo la atenta mirada de las fuerzas de seguridad.
En Reino Unido, miles de camioneros pasaron la Nochebuena bloqueados cerca del puerto de Dover, en el sur de Inglaterra, sin saber cuándo podrán pasar, obligados a presentar una prueba negativa de covid-19 para ingresar al continente.
Alemania se vio obligada a cancelar sus tradicionales mercados navideños, en tanto en Kuwáit, las iglesias permanecerán cerradas hasta el 10 de enero, pese a contar con una considerable comunidad cristiana.
Ante el repunte de la pandemia en Brasil (el segundo país más enlutado del mundo con casi 190.000 muertos, por detrás de Estados Unidos), el alcalde de Río de Janeiro prohibirá la noche del 31 de diciembre el acceso al barrio de la famosa playa de Copacabana, para evitar las aglomeraciones en la última noche del año.
Por ahora, Sídney aún prevé recibir a 2021 con su famoso espectáculo de fuegos artificiales.