Los quitanieves y saladores continuaban movilizados en las calles de Madrid, donde seguirá siendo muy difícil desplazarse «hasta el próximo fin de semana», advirtió su alcalde José Luis Martínez-Almeida.
En Madrid, el ejército intervino para quitar la nieve de las pistas del aeropuerto, que comenzó a reabrir de manera muy gradual el domingo por la tarde.
Numerosos madrileños sacaron sus palas para despejar las entradas de sus edificios, mientras que otros, como el sábado, esquiaban en los parques y las calles de la ciudad. Igualmente se formaron largas colas delante de los pocos supermercados y panaderías abiertos.
En las afueras de la capital, unas 90 personas estaban bloqueadas desde el viernes en un centro comercial de Majadahonda, al que no se podía acceder debido a la nieve, según los servicios de emergencia regionales. Estas personas se abastecían gracias a las tiendas de ese centro.
La histórica nevada –no nevaba igual desde hace cerca de 50 años– de varias decenas de centímetros cubrió completamente la capital el viernes y el sábado y una gran parte de España, donde numerosas escuelas y servicios públicos permanecerán cerrados a principios de semana.
Según el gobierno, el tráfico seguía suspendido o perturbado en cerca de 700 carreteras este domingo.
Los trenes procedentes o con destino Madrid volvían a circular progresivamente, con excepción de las conexiones con la parte noreste del país, incluido Barcelona. Pese a estas dificultades, el gobierno se mostró tranquilizador sobre la campaña de vacunación contra el covid-19, reafirmando que el lunes por la mañana llegarían 350.000 nuevas dosis como estaba previsto.
La borrasca «Filomena» se desplazó este domingo hacia el noreste del país, afectado hasta ahora por nevadas menos importantes que la víspera en el centro del país.