El uso de tapabocas es obligatorio en Colombia, desde el 4 de abril del 2020, y han sido millones las mascarillas desechadas que terminarán en vertederos, ríos, mares y océanos.
Según expertos, los tapabocas quirúrgicos, que su uso fue recomendado por la Alcaldía de Bogotá, el pasado 26 de enero, están hechos de polipropileno, un derivado del petróleo y que tarda entre 400 y 450 años en biodegradarse en tierra.
Ante este panorama, Vanesa Páez, ingeniera geógrafa y ambiental, líder de proyectos de Maat Soluciones Ambientales, comentó: “en el tratamiento de residuos en Colombia, aproximadamente el 96% se realiza en rellenos sanitarios pero, en muchos casos, los residuos no llegan a estos rellenos sanitarios ni se envían a proceso de aprovechamiento».
Indicó que, «todavía es muy común ver residuos que se arrojan en el espacio público, e infortunadamente estos residuos llegan a los canales de aguas lluvias, a los humedales, a los ríos y estas aguas son también conducidas al mar”.
Una de las mayores preocupaciones es cuando los desechos llegan a las fuentes hídricas, donde amenazan especies acuáticas y la vida humana.
Francisco Jaramillo, ingeniero ambiental y sanitario, indicó que «los impactos que generan los residuos sólidos son muchos, ya que, al llegar a un cuerpo de agua, la fauna lo puede confundir con sus alimentos, como sucede con las tortugas que ven una bolsa como si fuera una medusa, e igual un tapabocas, y así se mete el plástico en la cadena trófica hasta llegar al ser humano”.
Según los expertos, los tapabocas no son reciclables porque se consideran biopeligrosos, por transportar virus y gérmenes, y para desintegrarse es necesario incinerarlos.
Por tanto, los ambientalistas recomiendan aplicar ‘Las 3R’: Reducir, Reciclar y Reutilizar, y en la pandemia, el uso de mascarillas reutilizables es lo más aconsejable para el uso diario.
Según estudios, los tapabocas de algodón no permiten el paso del 70% al 90% de las partículas del hablar normal, y para el personal médico se aconseja botarlas en bolsas sin otros desechos.
Por: Camila González.
Foto: Inaldo Pérez