La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) fue la primera que tomó la decisión de suspender los torneos en cuanto se conocieron los primeros casos de coronavirus en la región, y con la misma premura activó los protocolos para que la pelota siguiera rodando, un reto que su presidente, Alejandro Domínguez, destacó como una de las enseñanzas de ese 2020 pandémico.
«El covid puso a prueba nuestra capacidad de realizar y llevar adelante los torneos más importantes de la región, como la Copa Sudamericana y la Libertadores, precautelando la salud de todo el ecosistema del fútbol, no solo de los jugadores, lo logramos», dijo Domínguez este jueves a Efe en conversación telefónica.
Su máxima en este tiempo fue defender «la justicia deportiva» para que todos los clubes pudieran jugar como local y visitante, y mantener así los formatos originales de las competiciones.
Las cuales terminaron con «dos legítimos campeones con méritos deportivos»: con el brasileño Palmeiras como vencedor de la Libertadores y el argentino Defensa y Justicia de la Sudamericana.
La organización y la definición de los protocolos sanitarios fueron la clave para que el fútbol no parara y conseguir un nivel de contagio del 1,2 %, lo que a su juicio demuestra que «todos los cuidados han sido efectivos».
Con la lección del 2020 aprendida y conscientes de que el 2021 también estará marcado por la pandemia, la Conmebol se prepara ya para sus torneos de este año: la Copa Libertadores, la Copa Sudamericana y la Copa América en Argentina y Colombia.
«Seguiremos con la misma política de creer en grande, que vamos a poder hacer que la pelota no pare. Todo esto fue un trabajo en equipo y el equipo sigue siendo el mismo para el 2021″, aseguró Domínguez.
Confiado en el buen resultado de las políticas sanitarias internas, el presidente de la Conmebol descartó contratiempos que obliguen a postergar o cambiar las sedes de esas competiciones, aunque recalcó que en caso de tener que hacerlo se tomarán «las medidas en favor del fútbol siempre».
De cara a la Copa América, la Conmebol ya está «trabajando de cerca» con los gobiernos de Argentina y Colombia, que prevén tener vacunada «por lo menos a la mitad de su población para el mes de junio», cuando arrancará este torneo.
Asimismo, Domínguez tampoco ve alteraciones posibles en el cronograma de la Libertadores y Sudamericana, cuyo sorteo se celebra este viernes, de forma virtual en su sede en el Gran Asunción, y confía en que los partidos comiencen en febrero.
VACUNACIÓN ACORDE A LOS PAÍSES
Aunque las vacunas ya han comenzado a llegar a algunos países de la región, las asociaciones de fútbol y sus miembros tendrán que esperar su turno de vacunación dentro de los cronogramas establecidos en cada uno de sus países.
«Nosotros no tenemos condiciones de asumir ese tipo de políticas, porque eso corresponde a las autoridades y a las políticas sanitarias de cada gobierno. No tenemos prioridad por encima de lo ya establecido por las autoridades sanitarias de cada país», recordó el presidente de la Conmebol.
Lejos de ver un problema en que los distintos ritmos y fases de vacunación de cada país pudieran acelerar la inmunización de unas asociaciones respecto a otras, Domínguez sostuvo que «sería un beneficio para cualquier ciudadano».
«Reitero que el protocolo que se elaboró demuestra un 99 % de efectividad. No digo que no sea necesaria la vacuna, digo que para el entorno fútbol se demostró que nuestro protocolo es suficiente como para mantener la salud de nuestros atletas», agregó.
A la espera de la vacuna y de la mejora de las cifras de contagio en cada uno de los países, también queda condicionada la vuelta de público a los estadios de Sudamérica.
La final de la Copa Libertadores, en el estadio brasileño de Maracaná, sirvió para sentir «un poco ese calor del público», ya que se permitió una presencia limitada de asistentes, todos «previamente testeados con PCR negativo».
«Ojalá que vuelva lo antes posible, pero dependemos de que las autoridades sanitarias de cada país permitan o no público en los estadios», anheló Domínguez.