El expresidente y Nobel de Paz, Juan Manuel Santos, le respondió al jefe del partido Comunes, Rodrigo Londoño, alias ‘Timochenko’, quien en días pasados señaló ante la JEP que las extintas Farc consideraron atentar contra la vida del entonces Presidente, hecho que no se materializó, según Londoño, gracias a la intervención de ‘Alfonso Cano’ por considerar que era antiético estar en diálogos de paz y atentar contra el interlocutor.
En la carta dirigida a Timochenko, el expresidente Juan Manuel Santos le dice al jefe del partido Comunes que frente a la solicitud que le hizo de procurar un encuentro con el presidente Iván Duque, para hablar sobre la implementación del acuerdo de paz, que él estaría en disposición de propiciar dicho encuentro, aunque afirmó que será difícil.
“Usted me pide en su carta que nos reunamos con el presidente Duque. Sería lo ideal, pero no me hago muchas ilusiones. Espero estar equivocado. Siempre he creído que cuando las circunstancias y la patria lo demanden todos debemos dejar a un lado nuestras diferencias, prejuicios, posiciones partidistas y demás sentimientos que alimentan la polarización, para trabajar juntos por objetivos superiores. Es lo responsable. La paz es sin duda uno de esos objetivos. Así lo he repetido en sendas ocasiones. No tengo entonces problema alguno en tener esa reunión con el presidente. Lo haré con gusto”.
No obstante el exmandatario, señaló en la carta que esta no sería la primera vez que buscaría un acercamiento con el actual Gobierno, del cual señaló no ha recibido respuesta en sus intentos anteriores.
“En el empalme me puse a su disposición. Más tarde, ofrecí mi modesto concurso para enfrentar la catástrofe de la pandemia, hice ofertas concretas para ayudar a Providencia y por varias vías y en varios momentos propuse al presidente que uniera a los colombianos alrededor de la implementación de la paz, con lo que por demás está obligado legal y moralmente, y que yo sería el primero en poner mi granito de arena, si se quiere. Nunca hubo el más mínimo eco”, dijo Santos en la Carta.
El Nobel incluso explicó cómo podría registrarse esta posible reunión con el Gobierno Nacional.
“Basta una señal del Palacio de Nariño para proceder a solicitar la reunión formalmente por los conductos regulares. Se me ocurre que podríamos ir acompañados de dos de nuestros negociadores. Por mi lado, serían Humberto de la Calle, el jefe de las negociaciones, y el general Óscar Naranjo, quien se encargó de negociar, junto con otros miembros de nuestras Fuerzas Armadas, el punto 3.4, y quien más conoce el tema de las garantías de seguridad establecidas en el acuerdo. Usted escogería los suyos. El presidente, como anfitrión, estaría con quién él determine, por supuesto. Podríamos discutir la implementación de los acuerdos en general y el tema de la seguridad en particular. Se podría invitar a la ONU y a los garantes. Cualquier avance sería una bendición para la paz y para el país”, manifestó Santos.
El expresidente Santos también señaló en esta carta dirigida a Timochenko, que le preocupan los asesinatos de los excombatientes y firmantes del acuerdo de paz de las Farc.
“Comparto su angustia y su dolor por la muerte a todas luces condenable e inaceptable de sus antiguos compañeros de lucha que dejaron las armas de buena fe. También comparto el dolor de todas las víctimas del conflicto armado, el dolor de las familias de nuestros soldados y policías y, en esta coyuntura reciente, el de las víctimas de los secuestros que están reviviendo sus dramas con los relatos y las acusaciones de la JEP”, dijo Santos.
Respuesta a la revelación de ‘Timochenko’
Finalmente en la carta, el exmandatario se pronunció sobre lo que manifestó Timochenko ante la JEP cuando señaló que había un plan para atentar contra su vida en medio de los diálogos de paz que se desarrollaban en ese momento, Santos señaló sorpresivamente que no hubiera sido antiético asesinarlo a él.
«Reconozco que ustedes siempre pidieron un cese al fuego y yo me negué con el argumento de que al perro no lo capan dos veces. Les advertí que habría cese al fuego solo cuando llegáramos a acuerdos concretos. Y recuerdo que específicamente les dije que matarme a mí sería parte de las reglas de juego, y –por supuesto– viceversa. Por eso no hubiera sido “antiético”, pero agradezco el gesto. Yo no fui tan magnánimo y por eso autoricé las operaciones contra todos los miembros de las FARC considerados objetivos de alto valor, incluyendo la de Alfonso Cano. Más de treinta de sus comandantes fueron capturados o dados de baja. Contra usted nunca tuvimos la inteligencia suficiente, pero lo habría autorizado», manifestó finalmente el Nobel de Paz.
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