El médico venezolano José Gregorio Hernández, fallecido en 1919 y venerado en el país, será beatificado el próximo viernes 30 de abril en la ciudad de Caracas, informó este miércoles la Conferencia Episcopal (CEV).
La beatificación «llega en un momento particularmente oportuno«, dijo en rueda de prensa el monseñor Baltazar Porras, en alusión a la pandemia por covid-19, que en el país ha dejado poco más de 1.500 muertes en las últimas 53 semanas.
Precisamente, por esa circunstancia, la liturgia de beatificación se llevará a cabo sin actos multitudinarios, como era la intención de la CEV, que ahora prevé reunir, «en el mejor de los escenarios», a 2.000 personas en el estadio de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Sin embargo, esa posibilidad quedará sujeta a cambios en vista del aumento de casos de covid-19 en el país que, según el Gobierno, atraviesa una segunda ola de contagios y una saturación de los servicios hospitalarios.
Porras explicó que si el confinamiento es endurecido, podrían organizar una ceremonia con un millar de asistentes, pero si la cuarenta llegara a ser extrema, la beatificación entonces se llevará a cabo sin público presente y solo con un pequeño grupo de religiosos, aunque será transmitida por los medios de comunicación.
El cardenal Pietro Parolín, secretario de Estado del Vaticano y antiguo Nuncio Apostólico en Venezuela, presidirá la eucaristía de beatificación.
Porras explicó que se celebrarán oficios religiosos en todas las regiones de Venezuela para que los devotos, cumpliendo las limitaciones de aforo por la covid-19, puedan participar en este proceso.
En este sentido, anunció que cada diócesis del país recibirá un relicario del nuevo beato, mientras se prepara otra celebración, aún sin fecha definida, que se llevará a cabo en la población andina de Isnotú, estado Trujillo, donde nació Hernández en el siglo XIX.
Además, quedará establecido el 26 de octubre, fecha del nacimiento del médico, como su día de celebración dentro de la religión católica.
El futuro beato, que murió atropellado en Caracas hace casi 102 años, se ganó su halo de santidad tanto en Venezuela como en los países del entorno por su labor en pro de los más desfavorecidos y sus reivindicaciones para reclamar más atención de los gobiernos hacia las regiones de interior de Venezuela.
Por eso, ya es considerado un santo -rango superior al de beato en el seno de la Iglesia Católica- entre los más humildes de Venezuela y buena parte de la América andina, donde se le atribuyen numerosos milagros y donde los feligreses piden hace años su intervención para curarse de todo tipo de problemas médicos.