La Asamblea Legislativa de Rio de Janeiro (Alerj) pidió este martes vetar el proyecto de ley que aprobó hace casi un mes para rebautizar el legendario estadio Maracaná con el nombre Rei Pelé, en homenaje al ídolo brasileño del fútbol.
El autor de la iniciativa y presidente de la Asamblea, André Ceciliano (Partido de los Trabajadores, izquierda), pidió al gobernador interino Claudio Castro que la vete por la polémica que generó y al considerar que las autoridades deben centrarse en el combate de la pandemia de coronavirus.
«Con el respaldo de los líderes [de la Asamblea], enviaré al gobierno el pedido de veto del proyecto», dijo Ceciliano en una reunión con los diputados, que respaldaron su nuevo pedido.
El cambio del nombre provocó intensas discusiones en Brasil, que vive el peor momento de la pandemia, con récords de muertes y hospitales al borde del colapso.
Eternamente Maracaná
«Mi intención era hacer un homenaje a nuestro rey del fútbol, atleta del siglo, mejor jugador de todos los tiempos», explicó Ceciliano. «La verdad, el Maracaná será eternamente llamado Maracaná», añadió.
La Alerj aprobó el 9 de marzo cambiar el nombre oficial del recinto a «Edson Arantes do Nascimento-Rei Pelé», nombre completo y apodo del único futbolista tres veces campeón mundial (1958, 1962 y 1970).
El gobernador tenía 15 días para decidir si lo convertía en ley, un plazo que termina esta semana. Con el pedido de los diputados, Castro seguramente vetará el proyecto, según medios locales.
La denominación oficial del Maracaná es «Jornalista Mario Filho», en honor a un legendario periodista y cronista deportivo que contribuyó a darle al fútbol una devoción religiosa en Brasil. La familia del reportero se opone a la mudanza.
Pero es conocido simplemente como Maracaná, por el nombre del barrio carioca que lo alberga.
El estadio ha sido escenario de partidos históricos, incluidas las finales de la Copa del Mundo de 1950 y de 2014, y las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos de 2016.
Casa del Fluminense y del bicampeón brasileño Flamengo, el imponente recinto deportivo, de 78.000 asientos, que antes tuvo un aforo de 200.000 personas, también está cargado de trauma para los brasileños.
Se inauguró en 1950 para el Mundial de ese año, albergando la desgarradora derrota 2-1 de Brasil ante Uruguay en la final, un evento que aún se recuerda con tristeza como el «Maracanazo».
A Pelé, de 80 años, se le atribuye haber restaurado el orgullo futbolístico de Brasil tras esa debacle.