La Casa Museo Ocho de Julio acoge desde el 8 de marzo de 2021, la exposición temporal “Murciélago no es pájaro, ni panela es azúcar”, del curador Sebastián Carrasco, artista plástico graduado del departamento de Arte de la Universidad de Los Andes y de la maestría en arte (MFA) de Hunter College de Nueva York.
El proyecto curatorial contiene obras de cuatro artistas plásticos: Adrián Paipilla, Luisa Valderrama, Floro Vargas y Vanessa Troncoso, y ha sido visitado por 529 asistentes en la sala temporal de la Casa Museo (corte al 30 de abril), procedentes de Casanare y diferentes ciudades del país, entre ellas Villavicencio, Bucaramanga, Manizales, Bogotá, Valledupar, Tunja, Villeta, entre otras. De igual modo, cuenta con visitantes de países como Hungría, Argentina, Estados Unidos y Francia.
“Murciélago no es pájaro, ni panela es azúcar” lleva su nombre por un dicho popular de la cultura llanera que se refiere al origen de las cosas, siempre en contraposición a otras. Habla de las imitaciones y el estatus que representa cada objeto; en una comparación que se hace entre cosas semejantes.
“Tanto el murciélago como la panela, en este dicho, son en sí mismos un signo de lo local. En este sentido, la metáfora plantea una dualidad entre lo local y lo foráneo tendiendo a contrastar la cultura en la región con las influencias que llegan al territorio desde otras partes. Enfatiza en los elementos que construyen la identidad cultural del territorio llanero teniendo como punto de referencia objetos y seres que habitan el paisaje”, expresó el curador Sebastián Carrasco.
Sobre las obras
La instalación de exposición incorpora el uso de la madera como uno de los principales materiales de construcción de objetos y viviendas. En ese sentido, la talla en madera es una práctica común en la región. El trabajo de Floro Vargas es representativo en cuanto a esta relación con el paisaje, tanto el material como el animal representado tienen un irrefutable vínculo con la identidad cultural de la región.
Los muebles, elementos y la manera en que son utilizados son lo que le confieren una identidad a esta región de Colombia. Luisa Valderrama, hija del Grammy latino Orlando “El Cholo” Valderrama, explora el hacer casi ritual de la construcción de estos instrumentos, interviniéndolos y mezclándolos con otros materiales y técnicas haciendo que encuentren una nueva forma en la propuesta escultórica de la artista.
Las fotografías de Vanessa Troncoso exploran las relaciones y comunicaciones que ha tenido la región con el resto del país. La pieza está basada en la profesión de su padre, el telégrafo de Aguazul. Esta pieza es una carta en clave morse en la que su padre le habla de los lugares que visitó en la región.
El trabajo de Adrián Paipilla busca recuperar una memoria sensible del pueblo. Es un estudio de los colores y decoraciones del antiguo Aguazul, buscando así́ restaurar esa imagen del pueblo en la memoria de sus habitantes. A partir de la recolección de losas de azulejos del cementerio del pueblo (que están hechas a partir de las mismas losas que se encontraban en las casas) Adrián construye mosaicos compuestos de los colores tradicionales del pueblo.
La muestra también articula un video mono canal hecho con Argemiro Pirabán, quien es conocido por su profundo conocimiento en el trabajo del Llano y da cuenta del interés por las prácticas llaneras tradicionales en la investigación realizada para el proyecto curatorial.