El hambre entre los refugiados creció durante la pandemia a causa de la reducción de los fondos y la ayuda enviada durante la emergencia sanitaria, alertó el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas con motivo del Día Mundial del Refugiado, que se celebra este domingo.
«Estamos viendo como el impacto de la covid-19 en la financiación de los gobiernos donantes está afectando negativamente a nuestra capacidad de responder y apoyar a algunas de las personas más vulnerables del mundo», dijo la directora de emergencias del PMA, Margot van der Velden.
Tres cuartos de los refugiados en África oriental vieron reducidas a la mitad sus raciones de comida por la disminución de las ayudas que el PMA destina a diferentes regiones, indicó el organismo, con sede en Roma, en un comunicado.
En Tanzania bajó en un tercio la ayuda prestada a refugiados que dependen del PMA, mientras que en Jordania, la falta de fondos para los refugiados sirios podría dejar a 242.000 personas sin asistencia a final de agosto.
Algunos de los proyectos con mayores problemas de financiación están destinados a una gran cantidad de población refugiada, como es el caso de Uganda, donde el PMA ayuda a 1,2 millones de ellos y la caída de las ayudas fue del 80 %.
Van der Velden advirtió de que «las vidas de las personas más marginadas del mundo están en juego» y pidió a los gobiernos «que no den la espalda a los refugiados cuando más lo necesitan».
El PMA informó de que esta reducción en los fondos recibidos coincide con un «crecimiento de los precios de los alimentos y de menos oportunidades para que los refugiados obtengan recursos por sí mismos, ya que se han reducido las economías informales durante la pandemia».
Además, el programa de la ONU recordó que el número de personas al borde de la hambruna creció durante 2021, pasando de 34 millones previstos a principios de año a 41 millones en junio, de acuerdo con un informe del PMA.