Los espectadores que quieran acudir a la salida o la meta de las diferentes etapas del Tour de Francia, que comienza el próximo sábado en Brest, deberán tener el pasaporte sanitario, al tiempo que la organización mantiene la burbuja sanitaria del año pasado para los equipos participantes.
A diferencia de la edición de 2020, retrasada al otoño a causa de la pandemia de covid-19, en 2021 se mantienen las fechas, pero las restricciones serán muy similares, tanto en lo que se refiere a los participantes como para los aficionados.
En el caso de los equipos, dos casos positivos en siete días entre los corredores darán lugar a la exclusión del equipo. El año pasado, la norma indicaba que los dos casos positivos incluían a todo el equipo, corredores, técnicos y cuerpo médico y mecánico.
Con este cambio, los organizadores del Tour se adaptan a las normas de la Unión Ciclista Internacional (UCI) y evitan la polémica que se suscitó el año pasado.
La burbuja incluirá los hoteles durante el Tour, pero también los autobuses de los equipos en las zonas de salida y llegada, que estarán apartados del público, prensa y resto de acreditados.
Los ciclistas serán sometidos a dos test PCR antes del inicio de la carrera y otros dos durante las jornadas de descanso y uno más en la quinta etapa, en Laval.
El público que desee acceder a las salidas y las metas deberá presentar un pasaporte sanitario, lo que implica un test negativo o el certificado de estar vacunado.
Además, el número de espectadores autorizados a los diferentes espacios será limitado en función de la superficie que se ocupe en cada ciudad y de las condiciones de las mismas, siguiendo las recomendaciones de las autoridades locales.
A lo largo de los 3.400 kilómetros del recorrido estará recomendado ponerse mascarilla al paso del pelotón, pero no hay otras restricciones particulares, salvo en 15 puertos que, por sus condiciones, tendrán unas reglas de acceso particulares.
Se evitarán los vehículos y solo podrán acceder los espectadores a pie o en bicicleta, medidas que ya se tomaban en algunos de ellos en otras ediciones por precaución medioambiental o a causa de las carreteras demasiado estrechas.
Tras un drástico recorte de la caravana publicitaria en la pasada edición, cuando solo el 40 % de los vehículos que la componen fue autorizado a seguir la carrera, en esta ocasión se volverá a la normalidad, con algo más de 150 componentes.