De cara a las elecciones presidenciales que se votarán en el 2022, cada partido quiere tener un candidato propio que los represente en la contienda, o que pueda participar en una consulta interpartidista que les permita escoger al más fuerte de una determinada corriente política.
El Centro Democrático, que fue la colectividad que puso a Iván Duque de presidente en el 2018, no se quiere quedar atrás en esa vocación de poder que deben tener todos los movimientos.
Sin embargo, como nunca antes se ha visto, hay una verdadera proliferación de precandidatos uribistas que están dispuestos a pelear por la posibilidad de ganarse un puesto importante de cara a los comicios del próximo año.
Hasta el momento son ocho los dirigentes que han manifestado su intención de postular su nombre: El exministro Rafael Nieto Loaiza, posiblemente Óscar Iván Zuluaga y los congresistas Paloma Valencia, Paola Holguín, Edward Rodríguez, María Fernanda Cabal, Carlos Felipe Mejía y Margarita Restrepo.
En el caso de Zuluaga, el excandidato presidencial está a la espera de que la Fiscalía archive la investigación contra su hijo David por el escándalo de corrupción de Odebrecht, para dar el paso final que le permita anunciar su postulación de manera formal.
Ahora bien, algunos sectores del Centro Democrático siguen insistiéndole a Tomás Uribe, dijo del expresidente Álvaro Uribe, que se lance a la Presidencia de la República, porque podría contar con el respaldo de las mayorías del partido y de muchos ciudadanos. Sin embargo, el empresario ha dicho en reiteradas oportunidades que por ahora no le interesa hacerlo.
La última en anunciar su postulación fue María Fernanda Cabal, quien ha dicho sentirse sorprendida con la acogida que su decisión ha tenido en muchos ciudadanos que la apoyan.
Lo cierto es que esta proliferación de aspirantes del Centro Democrático ha hecho que algunos integrantes del partido le estén pidiendo a Uribe que ponga orden, ya que temen que este tipo de aspiraciones se conviertan en las plataforma política de muchos para llegar al Congreso, o para mantener sus curules en el Senado o la Cámara de Representantes.