La nueva ley, aprobada en septiembre de 2020 y que ahora entra en vigor, prohíbe los «pitillos cubiertos, platos, palos para globos y vasos», además de embalajes en poliestireno usados para envasar alimentos.
El texto aplica una directiva europea aprobada en 2018 tras meses de negociaciones entre los países de la Unión Europea que terminó prohibiendo una docena de categorías de plásticos.
Según la Comisión Europea, los productos incluidos representan un 70% de los residuos vertidos al mar y las playas.
En Alemania se permitirá la venta de las existencias preexistentes más allá de 2021, así como la comercialización de aquellos productos para los que no hay todavía alternativa como toallitas, tampones higiénicos o cigarrillos con filtros de plástico.
Frente a este panorama, un estudio internacional realizado por investigadores de Suecia, Noruega y Alemania y publicado esta semana en la revista Science, advirtió que los índices actuales de emisiones de plástico mundiales pueden desencadenar «efectos que no podremos revertir».
El estudio denuncia que el plástico es una amenaza mundial y sostiene que poner en marcha acciones para reducir drásticamente las emisiones de plástico al medio ambiente es «la respuesta política racional«.
«El plástico está profundamente arraigado en nuestra sociedad y se filtra al medio ambiente en todas partes, incluso en países con buenas infraestructuras de gestión de residuos», afirmó Matthew MacLeod, profesor de la Universidad de Estocolmo y autor principal de la investigación.
Se espera que en los próximos días otros países de Europa tomen medidas enfocadas al mismo objetivo.
EFE y AFP