Debo confesarlo. Desde niña he soñado con conocer el espacio. Ver la Tierra desde fuera, sentir la rapidez de la velocidad de la luz y ‘escuchar’ el silencio espacial han sido, como mínimo, mi gran fantasía. Supongo que la causa de semejante ensoñación no es otra que la sumatoria de horas frente al televisor disfrutando de las narraciones de Carl Sagan en Cosmos y otras tantas en el telescopio junto a mi abuelo. Tal vez por eso, yo soy de las que sí creen que hace 52 años Neil Amstrong y sus compañeros llegaron a la Luna.
Y es que todavía hoy, cuando se habla del tema, hay quienes no escatiman esfuerzos para enumerar las mil y una ‘pruebas’ de que el suceso que mantuvo en vilo a millones de televidentes al rededor del mundo, el 20 de julio de 1969, no fue más que un show televisivo.
La historia oficial
En su página web, la Nasa destaca la historia afirmando que hace 52 años, «la humanidad consiguió un importante logro: que un hombre pisara la Luna por primera vez».
Cuenta que la misión comenzó el 16 de Julio, cuando la nave, «propulsada por un cohete Saturno V», despegó desde el Centro Espacial Kennedy en Florida, Estados Unidos. «Llevaba a bordo a los astronautas Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins. A las 9:32 de la mañana, hora local, el enorme cohete se elevaba sobre el cielo de Florida y 12 minutos después la tripulación entraba en órbita», recuerda la agencia espacial.
Luego de cuatro días de viaje, llegaría lo que realmente dividió en dos la historia de la carrera por la conquista del espacio: el momento en el que millones de personas vieron cómo, por fin, un estadounidense, en representación de toda la humanidad, ‘conquistaba’ la Luna.
«El primero en pisarla fue Neil Armstrong, el 20 de Julio a las 10:56 hora de Florida, ante la mirada de millones de personas alrededor de todo el mundo, que observaron este histórico acontecimiento a través de la televisión. Mientras descendía por la escalera del módulo, Armstrong proclamó la famosa frase: ‘Este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad’ «, recuerda la Nasa.
La conspiración
Desde hace tiempo los fanáticos de las teorías de conspiración han dedicado horas de análisis para, según ellos, demostrar que Armstrong nunca pisó la superficie lunar y que, en cambio, todo lo transmitido por la televisión se produjo en un estudio ‘montado’ para la ocasión.
Varias veces, publicaciones de la talla de la National Geographic, se han dedicado a dejar en tela de juicio cada una de las supuestas pruebas del ‘montaje’. Aquí ha
1. Gasolina
Una de las razones para que los escépticos insistan en la falsedad de la misión radica en que, supuestamente, la nave no tenía el combustible suficiente para llegar tan lejos.
«Un error común es comparar la fuerza necesaria que necesita un cohete para despegar en la Tierra y en la Luna. Esa fuerza es proporcional a la gravedad del cuerpo desde el que se produce el despegue y a la masa que se pretende lanzar. Contando con que la gravedad en la Luna es 6 veces menor que en la Tierra, y que los pesos respectivos de todo el aparataje que despegó de nuestro planeta y del módulo lunar eran de 2.900 y 5 toneladas respectivamente, no hay que poseer un gran talento matemático para que te salgan las cuentas», afirma National Geographic.
2. La bandera
Cabe recordar que una vez los estadounidenses llegaron al satélite, como buenos conquistadores, plantaron la bandera de su país para que quedara claro quien había conseguido tal hazaña, sin embargo, hay quienes aseguran que la bandera se ve ondear, lo que –consideran– sería imposible si se tiene en cuenta que en la Luna no hay atmósfera y por lo tanto no habría viento que la moviera.
Al respecto la publicación científica señala: «la bandera no ondea. La NASA consciente de que esta no iba a poder ondear en condiciones de vacío, colocó una escuadra en la parte alta de la bandera para que permaneciera erguida. Además, el material con el que fue fabricada estaba pensado para dar la impresión de que ondeaba».
3. Las huellas
Como es costumbre, siempre hay quienes critican las cosas por perfectas o imperfectas, y es precisamente este uno de los temas de controversia: las huellas son muy perfectas para estar marcadas en una superficie tan seca como la del satélite.
Según National Geographic, esto se precisamente a las características de la superficie: «la perfecta impresión de las huellas de los astronautas son debidas a la naturaleza físico-química de la capa de minerales que recubre toda la superficie de la Luna, llamada regolito. Esta, al estar compuesta por materiales de distintos tamaños y debido a la débil atracción gravitatoria es muy susceptible de quedar impresa ante cualquier tipo de presión».
Así las cosas, usted decide, yo por mi parte, junto a la Nasa, recordaré este 20 de julio, además del grito de la Independencia, que Neil Amstrong cumplió mi sueño y pisó la Luna.