Después de 30 años, Miguel Uribe Turbay recuerda el momento exacto en el que su padre le informó el hecho que marcaría y cambiaría para siempre su vida: el asesinato de su madre, Diana Turbay, la reconocida periodista que había sido secuestrada por orden de Pablo Escobar para presionar al Gobierno de no firmar el tratado de extradición a los Estados Unidos de connacionales vinculados con el tráfico de drogas.
Después de cinco meses de secuestro, y en un polémico operativo de rescate, la periodista había sido asesinada por sus captores. Miguel, de cinco años de edad, escuchó a su padre con la voz entrecortada y unos ojos que no podían soportar ya más el dolor de ese flagelo. Todo fue muy confuso.
Fueron años difíciles, que lo formaron como persona y profesional. Atendiendo las enseñanzas de su padre y sus abuelos montó emprendimientos y fundaciones. Utilizó el ajedrez, una de sus grandes pasiones, para para ayudar a las personas más necesitados y motivarlos a buscar un mejor futuro.
Durante un proceso de catarsis encontró el perdón, reconoció que los pensamientos de venganza nunca tienen nada positivo y no le iban a devolver a su madre. “Entendí que la reconciliación es lo único que le ayuda a uno a dar el paso y sobrepasar un momento tan difícil”, señaló el otrora expresidente del Concejo en entrevista con el diario El Tiempo.
Asegura que perdonó a todos los implicados en el secuestro y el asesinato de Diana Turbay, entre ellos el exjefe del Cartel de Medellín y a su jefe de sicarios, John Jairo Velásquez Vásquez, alias ‘Popeye’.
“Yo perdoné a todos los que estuvieron involucrados, incluyendo a Popeye y compañía. Primero, entendí que ya había pasado, que nada que yo hiciera me devolvería a mi mamá, y en cambio perdonar sí me iba a enriquecer como persona y me permitiría vivir sin carga”.
Frente a Pablo Escobar aseguró que “recibió lo que merecía” y fue abatido por las autoridades “porque fue un criminal que hizo mucho daño en el país y que terminó como podría terminar un delincuente de ese nivel”.
Foto: Colprensa