«Áñez atentó contra su vida por una «depresión severa» debida a su prolongado encarcelamiento, explicó su hija, Carolina Ribera. Uno de sus abogados dijo que era una forma de enviar «un mensaje de ayuda, de auxilio y de socorro».
El ministro de Gobierno (Interior), Eduardo del Castillo, aseguró el sábado que Áñez «habría pretendido (…) generarse una autolesión» y que tenía «pequeños rasguños en uno de sus brazos».
La exmandataria interina, de 54 años, encarcelada preventivamente desde hace cinco meses, es acusada en tres procesos diferentes de genocidio, terrorismo, conspiración, resoluciones contrarias a la Constitución e incumplimiento de deberes durante su gestión presidencial de un año (2019-2020).
Yulia Babuzhina, representante de la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, visitó este domingo a Áñez en la prisión de mujeres, pero no formuló declaraciones sobre su salud.
«La Administración Penitenciaria ha aceptado que un familiar se quede a pernoctar todas las noches acompañando la recuperación de la señora Áñez. Anoche su hijo la estuvo acompañando», detalla por su parte un boletín entregado a la AFP por el Ministerio de Gobierno (Interior).
«Este paciente con un problema emocional muy severo, que ha intentado quitarse la vida, no puede atenderse en un recinto carcelario, requiere un manejo multidisciplinario en un centro hospitalario», dijo a la prensa Fernando Romero, secretario ejecutivo del Sindicato de Ramas Médicas de Salud Pública (SIRMES).
La oficina de la Unión Europea (UE) en La Paz dijo el sábado en Twitter que «escucha con preocupación las noticias» sobre la expresidenta y que espera que «las autoridades responsables hagan todo para garantizar su derecho a la salud integral, tanto física como mental».
«Nos preocupan los informes sobre el bienestar psicológico de Jeanine Áñez. Alentamos al gobierno de Bolivia a garantizar que reciba la atención adecuada», indicó de su lado la embajada de Estados Unidos en Bolivia por la misma red.
Los ex presidentes Carlos Mesa (2003-2005), Jorge Quiroga (2001-2002) y el socialdemócrata Jaime Paz (1989-1993) pidieron a las autoridades «preservar la vida e integridad física y psicológica» de la expresidenta.
Un grupo de personas se congregó el domingo en las afueras del centro penitenciario pidiendo el traslado de la expresidenta a un centro médico especializado.