La sequía y la inestabilidad en la que vive Afganistán desde el retorno al poder de los talibanes están amenazando gravemente la producción de alimentos en el país, donde uno de cada tres habitantes sufre de inseguridad alimentaria aguda, según las evaluaciones realizadas por organismos especializados de Naciones Unidas.
Estos problemas se prolongan ya por varios meses y 25 de las 34 provincias del país están actualmente afectadas, pero la crisis que siguió a la retirada de las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN ha empeorado la situación al provocar la interrupción del acceso de los agricultores al dinero en efectivo, a préstamos y a insumos, y que el abastecimiento de los mercados sea irregular.
«Toda esta situación amenaza la temporada de trigo durante el invierno que se avecina», advirtió el director de emergencias del Fondo de Naciones Unidas para la Agricultura (FAO), Rein Paulsen, quien recordó que la agricultura emplea al 45 % de la fuerza laboral afgana y genera medios de subsistencia para el 80 % de la población, de forma directa o indirecta.
El trigo es un alimento esencial en la dieta nacional y proporciona la mitad de las calorías diarias de la mitad de los 39 millones de afganos.
Adicionalmente, los talibanes proclamaron este lunes la conquista de la norteña provincia de Panjshir, la única de las 34 regiones afganas que no había caído en manos islamistas, aunque las tropas opositoras lo negaron y aseguraron que la lucha continúa.
«La última fortaleza del enemigo mercenario, la provincia de Panjshir, fue completamente conquistada», aseguró en un comunicado el principal portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid.
De acuerdo con el portavoz, «la provincia de Panjshir ha quedado bajo el control total del Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes)», después de intensos combates durante días.