Representantes de 23 países y la misión de Naciones Unidas en Colombia llamaron a los grupos armados a declarar un «cese al fuego» de cara a las elecciones legislativas y presidenciales que se realizarán en marzo y finales de mayo, respectivamente.
«Hacemos un llamado a todos los grupos armados en Colombia a declarar un cese al fuego y de hostilidades», indicó un comunicado divulgado este jueves por la misión de la ONU.
Dicho anuncio se da debido a la preocupación internacional por el incremento de las acciones bélicas por parte de diferentes grupos armados ilegales en zonas como Arauca, Norte de Santander y Cauca.
«Manifestamos la importancia de que Colombia pueda conducir sus elecciones de forma libre e inclusiva, en un ambiente sin violencia», agrega el mensaje suscrito por las embajadas de Francia, Alemania, Reino Unido y España- entre otros países europeos-, además de México, Brasil y Argentina.
Casi 39 de los 50 millones de colombianos están inscritos para votar en los comicios del 13 de marzo en los que se renovará Congreso, dominado por partidos de centro-derecha los últimos cuatro años.
Luego, el 29 de mayo, elegirán al sucesor del presidente Iván Duque, quien por ley no podrá presentarse a la reelección. Si es necesario habrá una segunda vuelta el 29 de mayo.
A tres meses de las presidenciales, el izquierdista Gustavo Petro, principal opositor del gobierno, lidera en solitario las encuestas.
El gobierno asegura que hay «plenas garantías» para el proceso electoral. Sin embargo, la escalada de violencia en varias regiones hace temer por su celebración.
Casi la cuarta parte del país (274 municipios) presenta un «riesgo electoral alto» o «extremo» por la «incidencia de grupos armados ilegales» , alertó la Defensoría del Pueblo.
Tras el desarme de las FARC, rebeldes que se aparataron de pacto de paz y del Ejercito de Liberación Nacional (ELN), ultima guerrilla reconocida del país,han ocupado el vacío que dejó la que fuera la guerrilla más poderosa de América.
Los herederos de Otoniel, el capturado líder del Clan del Golfo, la mayor banda narco de Colombia, también ejercen influencia en zonas apartadas ante la ausencia estatal.
El año pasado unas 74.000 personas debieron huir de sus hogares por las sangrientas disputas entre estos grupos, que se pelean por las rentas del narcotráfico y otras economías ilegales. La cifra supone un aumento del 181% con respecto a 2020, según la ONU.