Arabia Saudí eliminó la muy criticada pena de flagelación, anunció el Tribunal Supremo, en una nueva muestra de los «avances en materia de derechos humanos» que llevan a cabo el rey y su poderoso hijo en este estado.
La flagelación, una tortura ancestral que ha sido abolida de la mayoría de las legislaciones del mundo, era objeto de críticas de las organizaciones defensoras de los derechos humanos.
En Arabia Saudí se imponía como castigo en caso de homicidio, ofensa al «orden público» o incluso en caso de relaciones extramatrimoniales.
Según el tribunal, a partir de ahora los magistrados tendrán que optar entre la cárcel o las multas y otras penas alternativas como trabajos de interés general, para «cumplir las normas internacionales de derechos humanos (que prohíben) los castigos corporales».
Esta decisión se produce, según este documento, en el marco de las «reformas y avances realizados en materia de derechos humanos» bajo la supervisión del rey Salmán y del príncipe heredero Mohamed bin Salmán.
Este último, dirigente de hecho del país desde 2017, está en el ojo de mira de las organizaciones de defensa de los derechos humanos. La apertura económica y social que está impulsando en el reino petrolero está acompañada de una represión creciente contra los disidentes.
El anuncio de la supresión de la flagelación se produce además en medio de las críticas de las ONG en contra el reino, tras la reciente muerte en la cárcel, por un accidente cardiovascular, del defensor de derechos humanos, Abdalá al Hamid, que purgaba una pena de 11 años por «deslealtad» al rey saudí, «incitación al desorden» y por desestabilizar la seguridad del Estado, según Amnistía Internacional.
Pero el caso del bloguero saudí, Raif Badawi ha sido el más emblemático. Defensor de la libertad de expresión, fue condenado en 2014 a 1.000 latigazos y a 10 años de cárcel por «insultar» al islam.
En 2015, recibió el premio Sájarov a la Libertad de Conciencia, que otorga el Parlamento Europeo y que instó a su liberación «inmediata».
Fuente y foto: AFP